“No me sentía orgullosa de esa cuestión”: Con esas palabras, la animadora del matinal Mucho Gusto (Mega), Diana Bolocco (43), contó que tomó una de las mejores decisiones de su vida: dejar el cigarrillo.

En conversación con Martín Cárcamo en un live de Instagram, la comunicadora entregó detalles de las consecuencias que trajo su determinación.

“Dejé de fumar, pero estoy más mal genio que la cresta (sic)”, advirtió, añadiendo que su último cigarrillo fue hace tres semanas.

Agregó luego que en los momentos en que más anhela fumar, es después de almuerzo, en la tarde, y durante los fines de semana cuando se toma algunas copas de alcohol junto a su esposo, Cristián Sánchez.

En la conversación contó, además, que ella no bebió alcohol hasta los 34 años, 9 años atrás, y que incluso en los compartir con bebestibles, ha evitado el tabaco.

“En el fondo, hay que dejar de fumar. Hace tan mal”, advirtió.

Mira la conversación aquí:

Una adicción y un gran desafío

La nicotina del cigarrillo es lo que produce la adicción. Según la Clínica Mayo, es la sustancia que amarra y hace difícil dejar de echar humo, como dicen algunos.

“Cuanto más fumas, más nicotina necesitas para sentirte bien. Cuando tratas de detenerte, experimentas cambios mentales y físicos desagradables”, señalan.

Estas son las señales de que podrías ser adicto, según la institución:

– No puedes dejar de fumar, a pesar de intentos.
– Tienes síntomas de abstinencia cuando tratas de dejar de fumar.
– Los problemas de salud no son impedimento para fumar.
– Te abstienes de participar en reuniones con amigos.

Según explicó Carlos Jiménez, director del programa de investigación en tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología a ABC Mundo, el dejar de fumar se produce en cinco etapas:

En la primera fase se genera la decisión y llega la duda. ¿Podré esta vez? ¿Será un buen momento para dejar de fumar? Sin embargo, una convicción interna de que sí podrás te hace pasar el día entero alejado del cigarrillo.

En la segunda, al otro día, el humor podría mejorar. No obstante, podría aparecer la irritabilidad y la ansiedad que, según el experto, suelen durar hasta seis semanas. Lo bueno es que a los 20 minutos del último cigarrillo, la tensión arterial y la frecuencia cardíaca alcanza niveles normales. Pasadas las ocho horas, los niveles de monóxido de carbono y oxígeno en sangre también se normalizan. Vuelve, además, a normalizarse el gusto y el olfato.

El tercer paso, después de tres meses, está marcado por un 30% de personas que presentan desánimo y tristeza. El peso también puede aumentar, lo que se podría contrarrestar con el ejercidio físico. Pero también ha disminuido la tos, ha mejorado notablemente la capacidad física y la respiración ha mejorado de forma considerable, debido a que los cilios de los pulmones se han regenerado, señala el experto.

Entre los tres y seis meses se produce el cuarto paso, cuando se presenta una disminución considerable de la sintomatología del síndrome de abstinencia y el fumador se acostumbra a no depender de la nicotina.

Después de seis meses, en la fase cinco, disminuye de forma importante el riesgo de padecer angina de pecho o un infarto de miocardio, muy frecuentes entre los fumadores, cuenta el experto. Además, a partir del sexto mes sin consumir tabaco ya se puede hablar de ex fumadores, pues las posibilidades de recaer ante un cigarro son muy bajas.