El conductor de Me Late (TV+), Daniel Fuenzalida (49), recordó en el programa de espectáculos cómo vivió la rehabilitación del alcohol y drogas hace más de 20 años, y especificó quiénes fueron los compañeros televisivos que lo apoyaron en su regreso a la pantalla. “No soy amigo de los rostros de televisión”, advirtió.

En declaraciones recogidas por el portal Glamorama, el conductor que comparte espacio con Pamela Díaz, Sergio Rojas y Andrés Caniulef, rememoró que su carrera comenzó cerca de los años 90, en el extinto programa Extra Jóvenes.

“Me conocieron como bueno para las fiestas y ligado al alcohol y las drogas. Entonces en el equipo me pusieron Huevo, porque si no estaba duro, estaba cocido“, dijo.

Asimismo, reconoció que tras pasar por rehabilitación, “fueron pocas las personas que me apoyaron en esta segunda vuelta”.

Especificó, además, que una de las personas que lo ayudó fue el fallecido locutor y presentador Julio Videla, quien murió en noviembre pasado, a los 76 años, en su residencia en Viña del Mar.

“Cuando yo volví a la tele fue a donde don Ernesto Corona, que es un ejecutivo de Anatel -hoy presidente-, y le dijo ‘le presento al Huevito que quiere una oportunidad en la tele’, y él se tomó todo el tiempo”, recordó.

Más tarde agregó que a pesar de no tener una relación cercana con el animador Rafael Araneda, también fue uno de los que lo apoyó en el regreso, cuando decidió realizar un programa a través de Twitter. “Fue al primero que llamé”, aseguró.

“Me dijo ‘¿cómo por Twitter?’. (Le expliqué:) ‘Una cámara en un auto, yo te paso a buscar, te dejo en otro lugar y conversamos arriba del auto’. Me dijo ‘no tengo idea de lo que me estás hablando, pero si te sirve, hagámoslo’”, narró. Lo mismo ocurrió, más tarde, cuando Araneda fue animador del Festival de Viña del Mar.

Otro rostro, señaló luego, fue Sebastián ‘Lindorfo’ Jiménez, quien animó el antiguo matinal de Canal 13 junto a Fernanda Hansen, le cedió su puesto por un día previo a que se termine el programa, en que Fuenzalida trabajaba en Twitcam donde, reconoció, “nadie me hablaba. A mí me saludaba el utilero. Por eso yo digo que no soy amigo de los rostros de televisión”.

“Suena mi teléfono, como a las siete de la tarde… era Lindorfo y me dice ‘Huevo, vamos a hacer algo: el programa se acaba el viernes, mañana es jueves. Mañana yo a las siete y media de la mañana voy avisar que me enfermé. Como voy a avisar a última hora, te van a poner a ti a animar, para que tú animes un día“, contó.

“Como a las siete y media empiezo a escuchar que todos de aquí para allá, ‘es que Lindorfo se enfermó’, y yo ya estaba listo. Y me dejaron animando a mí una mañana con Fernanda Hansen. Y esos gestos no se olvidan“, cerró.