La serie de Canal 13 Helga y Flora sigue cultivando buenos comentarios entre los televidentes, quienes disfrutan al máximo con esta serie de misterio.

La producción policial ambientada en 1933, en el extremo sur de nuestro país, sigue la historia de Helga Gunkel (Amalia Kassai) y Flora Gutiérrez (Catalina Saavedra), las primeras mujeres de la policía fiscal de Chile.

Aunque la trama comienza con la investigación del asesinato de un caballo pura sangre, otros crímenes en el pueblo captan su atención y los homicidios se vuelven frecuentes.

Atilio, interpretado por Daniel Antivilo, es uno de los personajes que más llamado la atención. Se trata un hombre fiel a “Raymond Gamper” (Alejandro Sieveking), quien asume el rol de sacerdote del pueblo, sin serlo y hasta realiza misas en latín.

Se trata de un rol perverso, sin humanidad, quien esconde todos los oscuros secretos de Gamper.

BioBioChile conversó con él acerca de la serie, la televisión y su aporte a la situación actual:

¿Cómo definirías a este complejo personaje?

-Yo lo defino como una pieza más que hace funcionar el sistema de poder que “Don Raymond” (Alejandro Sieveking) impone en el pueblo. “Atilio” es un impostor que solo aprovecha el estatus que se le ha concedido, pero sabe que ese lugar es frágil. Él debe mantenerse fiel a su amo si quiere conservar sus privilegios.

Pero todo personaje tiene matices, no se puede construir un personaje imponiendo una moral… y “Atilio”, a pesar de su oscuridad, tiene una oscilación hacia lo bondadoso. De todas maneras tiene una retórica y un accionar contradictorio y quizá perverso, muy en la lógica católica, ayudando desde la iglesia a los poderosos a consolidarse en su poder.

¿Cómo creaste este personaje tan oscuro y con tantas capas?

-La invitación a participar en “Helga y Flora” coincidió con la caída de la careta de la Iglesia Católica, de todo el abuso y corrupción que se develó. Creo que parte de esa atmósfera se filtró en la construcción del personaje.

Por otro lado, me parece muy perverso y poco confiable quien se para desde un lugar de poder, que tiene “la semilla de Dios” en su ser, y desde esa altura y distancia desprecia profundamente a los otros.

¿Cómo trabajaste el tema de las misas en latin?

-Estudio y juego. Como actor tienes que arrojarte y resolver la escena.

¿Qué piensas de los buenos resultados de la serie a pesar del horario?

– Pienso que la televisión chilena tiene que seguir apostando por producciones nacionales y que es fundamental que la señal abierta que llega al gran público trasmita contenidos de calidad.

Hay que aprovechar todo el talento que se ha desarrollado y la preparación y experiencia de los artistas y los profesionales que pueden contribuir con sus proyectos y sus sueños a un mejor país.

Este tipo de programación genera un reconocimiento cultural de lo que nos es común y eso va generando también encuentro, conversación y sentido de comunidad. La televisión tiene un importante rol que cumplir en los cambios que el país requiere.

– ¿Cuál te gustaría que fuera el aporte de la serie en el momento actual que vive Chile?

– Espero que la serie nos ayude a observar y estar atentos a cómo históricamente ha funcionado el poder, cuáles son las colusiones, los pactos de silencio y las corrupciones en las cuales se sustentan los poderes fácticos.

Vivimos un momento crítico en el que no podemos dejarnos sumir por el miedo y la represión. No podemos entregar nuestro destino cual ovejas en manos de quienes gobiernan.

En la serie aparece esta idea que frente a la muerte que se empieza a instalar en el pueblo de Kerren, comienza la búsqueda de la verdad. Y eso yo lo siento como un paralelo a la situación actual en que la enfermedad ha venido a mostrar la verdad del país profundamente injusto y dañado en que vivimos.

Además, que esa búsqueda de la verdad sea hecha por dos mujeres en una sociedad completamente machista de la época, me parece muy potente y actual. Espero que esa búsqueda de la verdad funcione como un motor para lograr el bien común tan necesario y urgente. Llevamos demasiados años sumidos en la mentira y la falta de justicia.