La vida de Fran García-Huidobro cambió radicalmente tras ser diagnosticada con una infección bacteriana, a finales del año pasado. La animadora estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos por varios días e incluso pasó la Navidad hospitalizada.

Hoy se encuentra recuperada y sus médicos ya le dieron el alta. “Hace un par de semanas el doctor me dijo que ya no tengo anemia, que ya superé mis problemas. Las primeras semanas estuve con ejercicios para fortalecer la musculatura porque quedé con problemas para subir y bajar las escaleras, pero ya lo superé”, aseguró a Las últimas noticias.

Eso sí, la comunicadora sigue teniendo un “riñón encapsulado” que no pudieron extraerle el pasado 10 de marzo, en su última intervención.

“Se hizo una junta médica y resolvieron dejar el cálculo encapsulado, porque es muy grande y para sacarlo habría que romper el riñón. Me dejaron con controles periódicos y ante cualquier sospecha o dolor tengo que correr a la clínica”, explicó.

La actriz está tan respuesta, que incluso se encuentra en su peso. “Subí cinco kilos y que creo que tengo el peso ideal para una persona de mi contextura. Yo mido 1.60 y cuando llegué a la clínica pesaba 45 kilos, ahora estoy en 50 kilos y medio”, aseguró y dijo sentirse muy bien así.

“Yo creo que me relajé en la cuarentena, aparte que hago las cuatro comidas diarias que me pidió el doctor”, dijo.

La animadora también se mantuvo en aislada por 40 días, pero recientemente regresó a trabajar en Sigamos de largo, aunque turnándose semanalmente con Sergio Lagos, para evitar riesgos de contagio de coronavirus.

Si bien asegura que aún no se ha obsesionado con el virus, sí está tomando las precauciones necesarias y básicas. “El coronavirus tiene sus complicaciones, pero para alguien que pudo no haberla contado… no sé cómo explicarlo porque no quiero bajarle el perfil. Pero yo pude no estar aquí hoy, entonces todo lo demás se puede, es un sacrificio pequeño”, añadió.

El distanciamiento social tampoco la complica mucho, pues “encuentro que uno debería escoger a quién saluda de beso y abrazo”.

Lo que sí le ha costado han sido las labores domésticas. “Mi nana es de Concepción, cuando empezó la cuarentena más estricta se fue al sur y para mí fue bastante difícil al principio (jajajá)”, reconoció.

“Yo no sé cocinar nada y tuve que aprender nomás. Joaquín tampoco sabía haber ninguna tarea doméstica y hemos aprendido juntos las labores de la casa”, añadió, pero también comentó que ya tiene un sistema que funciona a la perfección.