Pobre Gallo (2016) fue la segunda teleserie de la actriz Mariana di Girólamo, quien había debutado en Pituca sin lucas. En ese momento, la artista tenía 26 años y se estaba convirtiendo en una especie de ídola para las adolescentes.

A pesar del éxito que estaba teniendo, la joven se sintió presionada por la producción de la teleserie, para bajar de peso. Así al menos lo aseguró en una entrevista con la revista Galio, donde protagonizó una sensual sesión de fotos.

“Tengo cero problemas con la desnudez, pero me da pena admitir que el cuerpo con el que entré a la televisión no me haría feliz en la actualidad. De hecho, una de las razones por las que bajé de peso fue que, mientras grababa Pobre Gallo, gente de la misma producción me dijo que estaba con sobrepeso”, reveló.

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“Eso fue súper dramático para mí, que siempre me he caracterizado por tener una contextura delgada. Me obsesioné un poco con el tema y probé mil dietas, sin que ninguna funcionara”, confesó.

“Fue solo hasta que, por la iniciativa personal de sentirme más sana y ligera, y sin tomar ya en cuenta lo que me decían, empecé a comer más ordenado y hacer ejercicio. Esto dio por resultado que mi cuerpo se volviera más estilizado, algo que a la gente en la calle parece gustarle y, por consecuencia, a mí”, reconoció.

“Aún así entiendo que esto es problemático, ya que uno no debería sentirse bien porque te dicen que estas más delgada. Pero es algo que me implantaron en la cabeza desde pequeña, como a todas las mujeres creo; que mientras más invisible es tu cuerpo, mejor”, añadió.

En la misma entrevista, la protagonista de Ema confesó que tras las grabaciones de Perdona Nuestros Pecados, decidió alejarse un tiempo de las teleseries por su salud mental.

“Eso produjo que mi salud mental me pasara la cuenta, teniendo que llegar a tomar antidepresivos. La salud mental en Chile es terrible, especialmente en el caso de la gente que trabaja con sus emociones, como los actores, porque debemos volver constantemente a nuestros dolores o traumas pasados para así darle naturalidad a las escenas. En ese sentido, se ha vuelto algo común que entre los mismos actores se estile tomar cosas para mantenernos funcionales y alerta”, confesó.

Pero di Girólamo no es la única que ha sufrido con peticiones como estas. La actriz Kirsten Dunst afirmó que la directora Sofia Coppola le pidió bajar algunos kilos antes de comenzar a grabar La Seducción. “Es bastante difícil cuando tienes 35 años y odias hacer ejercicio”, señaló.

Fue así como la protagonista de Spiderman se negó a obedecer a la directora, argumentando que no quería dejar de disfrutar de la comida de Luisiana (Estados Unidos), donde se rodaría la película.

“Mi idea era comer pollo frito y comida del McDonald’s antes de ir a trabajar. Así que le dije que lo sentía pero que no iba a poder perder peso para hacer este personaje”, recordó y agregó que Coppola lo aceptó y que no le dio mayor importancia a la situación.

La actriz Sophie Turner fue otra que confesó haber sentido la presión, mientras grababa Game of Thrones. Según dijo, entró a la serie con 13 años, y a medida que pasó el tiempo su cuerpo comenzó a cambiar.

“Todo empezó a irse a pique cuando alcancé la pubertad, como a los 17 años”, comentó. “Mi metabolismo se ralentizó muchísimo y empecé a ganar peso. Y luego tuve que enfrentarme al escrutinio de las redes sociales y todo eso, y en ese momento fue cuando (la depresión) empezó a golpearme”, dijo.

Recordemos también que Demi Lovato subió un largo mensaje hablando de su cuerpo y aceptando su figura tal cual es. De hecho, en la imagen aparece luciendo un bikini y mostrando su celulitis.

“Este es mi mayor miedo. Una foto mía en bikini sin editar. ¿Y adivinen qué? Es CELULITIS”, escribió junto a la imagen que alcanzó más de siete millones de likes.

“Estoy literalmente muy cansada de estar avergonzada de mi cuerpo, editándolo (sí, las otras fotos en bikini fueron editadas, y odio haberlo hecho, pero es la verdad) para que otros piensen que soy SU idea de lo que es hermoso. Pero no soy yo”, agregó.