La belleza de Josefina Montané es innegable y si bien es una ventaja, al mismo tiempo en algún momento fue un obstáculo para ella. Aunque la estrella de Pacto de Sangre hoy consigue roles que le han permitido explorar su capacidad actoral más allá de lo físico, no siempre fue así. Ella misma reconoció hace un tiempo que sus primeros trabajos estaban muy centrados en su apariencia.

“Mi imagen importaba mucho, mi aspecto físico; entonces, la dirección se enfocaba más para ese lado. En cambio, en esta teleserie (Pacto de Sangre) fue todo lo contrario: me dejaron jugar, me dieron más libertad, confiaron en mí como actriz”, dijo la actriz el mes pasado en el programa Sigamos de Largo de Canal 13.

Y esta semana en conversación con GlamoramaTV señaló que ya estaba aburrida del rol de “la niña linda sexy”, lo que cambió cuando entró el director Cristián Mason y el productor Pablo Ávila al área dramática de Canal 13, y le dieron la posibilidad de interpretar a “Ágata”.

“Llevaba siete años trabajando con el mismo director (Herval Abreu) que, básicamente, me hacía estar en los mismos roles. Independiente que la historia sea distinta, me pedía siempre hacer lo mismo: la niña linda, sexy. Y yo estaba bien aburrida”, confesó, añadiendo que ella es más que su apariencia.

“A mí me pasa un tema con esto de ser ‘linda’. No sé. No considero que sea lo más importante de mí. No es lo que yo quiero mostrar tampoco. Me pasa que la gente enfatiza mucho en eso y me da rabia. Pasa a ser un poco de discriminación inversa. No sé si me explico”, expresa.

“Cuando la gente empieza ‘es que no queremos verte linda’, ‘no te maquilles tanto’, es como que a nadie le ando diciendo ‘estás un poco fea, maquíllate harto’. Lo doy vuelta. En verdad no es lo más importante el físico. No es nada de importante. Eso me da un poco de lata”, agregó.

Josefina indicó que esta situación es algo con lo que ha debido lidiar desde que estaba en el colegio. “Me acuerdo de las listas negras que hacían en el colegio, ponían ‘la Pin Montané, por puta’. Y nunca en mi vida había dado un beso. Entonces, los prejuicios siempre han sido parte de mi vida. Y he tenido que pelear un poco con ellos. Pero hoy día no me importan nada la verdad. Pero es tiempo, es tiempo…”, comentó

La actriz de 31 años admitió que esto “ha sido un tema que he tenido que trabajar”.

“Y hoy día, con los años, uno se da cuenta que son puras… La gente importante es la que sí vale la pena escuchar. Y opiniones va a haber siempre de todo. No hay que enfocarse nunca en eso”, enfatizó.