El programa de La Red Así somos acaba de estrenar una nueva sección que está comenzando a llamar la atención. En El juego verdadero sus panelistas deben responder a preguntas del público con toda la sinceridad posible. Mey Santamaria fue una de ella confesando que en su juventud fue víctima de violencia por parte de una antigua pareja.

Pocos días después fue el turno de la actriz Ingrid Parra, quien comentó algunos episodio de su infancia del que nunca antes había hablado. Según comentó en el programa sus padres trabajaban, por lo que ella y su hermana menor fueron prácticamente criadas por las asesoras del hogar que contrataban sus papás.

El problema es que no tuvieron una buena experiencia con todas ellas. De hecho, más de una las maltrató. La familia vivía en Potrerillos, una pequeña localidad minera de la región de Atacama, donde no existía una gran variedad de personas que trabajasen como niñeras, según comentó Ingrid a BioBioChile.

“Mi papá trabajaba en Codelco y mi mamá tenía una peluquería”, aseguró la panelista del espacio que en esa época tenía poco más de dos años. Una de las mujeres que estuvo a cargo de su cuidado, incluso le sacó una uña tras apretarle un dedo con la puerta.“A esa edad uno no se da cuenta de lo que pasaba”, agregó.

“Mi mamá pilló una vez a una nana que me tiraba el jamón para que yo fuera gateando a recógelo y comérmelo. Mi mamá, siendo que era una mujer súper fuerte, la tuvieron que detener para que no le sacara la chucha a esa mujer“, comentó también en el programa.

Ese fue uno de varios otros episodios que siguieron sucediendo hasta que llegó Grimaset, una señora que la cuidó como su propia hija y de quien tiene muy buenos recuerdos. “Era muy chora, incluso me presentaba a sus amigas como su hija. A ella le tomé mucho cariño”, dijo la actriz.

Con el tiempo sus padres se fueron a vivir a Villa Alemana, y ella al ser más grande, aprendió también a cómo lidiar con las asesoras del hogar, especialmente cuando nació su hermana menor -con quien se lleva por cuatro años-, “a quien cuidaba y defendí como hueso de santo”, según la misma actriz comentó. “Ahí yo ya sabía manipular la situación, las chantajeaba con acusarlas a mis papás”, dijo.

Pero a pesar de las humillaciones que vivió con sus “nanas”, no culpa a sus padres. “No juzgo a mis papás. Sé que tenían que trabajar, teníamos un estándar de vida alto, y había que solventarlo. La culpa no es de ellos, es de esas personas que no sienten amor por lo que hacen, que no les gusta lo que hacen y se desquitan”, agregó a BioBioChile.

Hoy, toda una adulta, asegura sentir una gran rabia e impotencia al ver cómo su historia se repite con otros niños que también son maltratados por las personas que pagadas para mantenerlos a salvo.