Este mes llega a los cines chilenos Las estafadoras de Wall Street (o Hustlers si lo prefieren), la cinta que ha puesto a Jennifer Lopez en la mira para la próxima temporada de premios.

Y es que la actriz y cantante ha recibido muy buenas críticas gracias a su interpretación de Ramona, una stripper acusada de drogar a hombres y cargar miles de dólares a su tarjeta de crédito, en clubes nocturnos de Nueva York.

La cinta muestra cómo Ramona ayuda a Destiny (Constance Wu) a navegar entre las turbulentas aguas de los clientes de Wall Street que visitan frecuentemente el club donde ambas trabajan.

Aunque Ramona es la mejor empleada del lugar, cuando la crisis económica azota en 2008, sus ganancias caen y debe comenzar a elaborar una alternativa para recuperar sus ingresos.

Hustlers
Hustlers

La trama, sin embargo, está basada en una historia real que en 2015 dio vida al artículo de la revista New York, “The Hustlers at Scores”, donde su autora Jessica Pressler habló con algunas de las líderes de la banda.

En el texto, el relato inicia con la historia de Roselyn Keo (Destiny en la película), la hija de una pareja de refugiados de Camboya, que llega a Estados Unidos en busca de una nueva vida. Sin embargo, las cosas no salen como esperaban, y la chica y su hermano menor deben quedar al cuidado de sus abuelos en Rockland County, cerca de Nueva York.

Rosie, como la llamaban sus cercanos, era una joven rebelde y pronto comenzó a tener malas compañías. Finalmente abandonó la escuela a los 17 años y consiguió trabajo en un restaurante para ayudar a mantener a sus abuelos.

En ese lugar conoció a un empleado de un club nocturno, quien le ofreció empleo prometiendo mucho dinero sólo por bailar. Rosie mintió sobre su edad y pronto comenzó a ganar entre 500 a 1000 dólares por noche (entre 360 a 700 mil pesos chilenos), pero quería más. Así comenzó a planear su escape a Manhattan, donde veía un futuro mucho más lucrativo.

La verdadera Rosie
La verdadera Rosie

Tras su primer trabajo, Keo comenzó a visitar varios otros clubes neoyorkinos, hasta llegar a Scores en el vecindario Chelsea de Manhattan. Allí en su primera noche ganó $2500 dólares (un millón 800 mil pesos chilenos) en sólo algunas horas. “Se sintió genial tener ese poder”, aseguró la mujer en la revista New York.

Debido a sus altos ingresos, decidió dejar sus estudios (los que había retomado) y dedicarse por completo al negocio. Después de todo, trabajar en un club nocturno así no es gratis.

Las bailarinas estaban obligadas a pagar grandes tarifas a la administración para tener un espacio allí. Así fue como comenzó pagando $300 dólares (poco más de 200 mil pesos chilenos) y entregando el 40% de las ganancias de la noche. Sin mencionar la propina que debía darle a otros empleados, como los meseros, para que les enviaran a los clientes adecuados.

Allí conoció a un especie de “mecenas”, llamado Brian en el artículo, con quien inició una relación. Él incluso dejó a su prometida por ella, sin embargo, Rosie quedó embarazada de su inestable novio anterior. Por su bebé, abandonó su trabajo durante dos años, pero debió regresar para poder mantener a la niña.

Al volver descubrió que las cosas ya no eran como antes y que mucho había cambiado. La crisis financiera de 2008 había afectado a la clientela de los clubes, lo que significó una recesión en el salario de las mujeres, además de la llegada de competencia proveniente de Rusia y Colombia, quienes ofrecían servicios sexuales, algo que ella no estaba dispuesta a hacer.

“Ya no te pagaban por sentarte y hablar y pasar el rato”, dijo Keo a ABC. “Las chicas estaban haciendo cosas sucias… y yo decía: ‘Oh, Dios mío, no puedo hacer eso"”, añadió.

Fue entonces cuando ingresó a Hustlers, donde conoció Samantha Barbash (Ramona en la película), quien había sido la stripper más importante del lugar. Aunque ya no era bailarina, “tenía conexiones con los anfitriones y los clientes. Ella era una veterana y era alguien que querías tener de tu lado”.

Jlo y Samantha
Jlo y Samantha

Barbash descubrió que “pescar”, es decir, atraer a los clientes a los clubes para que gastasen la mayor cantidad de dinero posible, podría ser un mejor negocio.

Para poder llevar a cabo su plan, Sam reclutó a más gente, Karina Pascucci y Marsi Rosen. Todas ellas empezaron a emborrachar a los clientes que llevaban a sus diferentes clubes para que gastaran grandes cantidades.

Según Keo y Pascucci, el grupo iba a los happy hours en diferentes bares o restaurantes, donde lanzaban el anzuelo. “Fingía que había salido del trabajo y que había tenido un día difícil”, explicó Keo, agregando que siempre decía que trabajaba en marketing.

“Si veías una tarjeta Black American Express, sabías que tenías un gran candidato”, explicó Rosie.

Hustlers
Hustlers

En los clubes los clientes pagaban la comida, las bebidas, un lap dance de alguna de las chicas y hasta una estadía en una sala privada.

Hasta ese minuto todo era legal, pues ellas sólo recibían un porcentaje de las ganancias de lo que el tipo gastaba en el local. Pero consumía mucho tiempo y no generaba el dividendo que ellas deseaban, además que muchos de los clientes esperaban algo más que conversaciones y bailes. Fue así como decidieron cruzar la línea.

Luego de elegir aquellos hombres que parecían acaudalados, los drogaban con un potente estupefaciente que ponían en sus tragos, y que los dejaba casi inconscientes, aunque por fuera lucían despiertos.

Las víctimas eran llevadas a los clubes donde pasaban frente a las cámaras de seguridad, para luego dirigirlos a cuartos traseros, donde realizaban los cargos a sus tarjetas de crédito.

La forma de operar del grupo, “no sólo implicó el robo de $200.000 dólares, sino que comprometió la salud y la seguridad de las víctimas al darles secretamente sustancias nocivas”, afirmó en ese momento la fiscal Bridget G. Brennan, según informó la revista Time.

El grupo pensó que nadie las denunciaría a la policía, pues asumieron que la mayoría de las víctimas estarían más preocupadas por sus esposas, novias o jefes, que por pagar la tarjeta de crédito.

Jamás sospecharon que el Dr. Zyad Younan, acabaría con sus planes.

El acaudalado y soltero cardiólogo de Nueva Jersey rechazó los cargos hechos en un club nocturno, afirmando que nunca había estado allí, pese a que aparecía en las cámaras de vigilancia de noviembre de 2013. Según él, sólo recordaba que había salido con Pascucci en tres citas, y había conocido a otras mujeres que ella presentó como sus hermanas, primas o amigas.

Younan impugnó los cargos con American Express y luchó contra los esfuerzos de las mujeres y el club para obligarlo pagar, incluyendo una demanda en su contra.

Luego hizo la denuncia por estafa. La policía creyó la versión del médico y la unió a varias otras que ya existían con el mismo modo de operar. Así fue como en junio de 2014, Keo, Barbash, Pascucci y Rosen, fueron arrestadas junto con el gerente de un club de striptease en Queens.

Las mujeres fueron acusadas de conspiración, hurto y otros cargos. Finalmente, todos aceptaron acuerdos y se declararon culpables.

Rosie y Samantha fueron condenadas a cinco años de libertad condicional, mientras que Rosen y Pascucci a cuatro meses de fines de semana en la cárcel y cinco años de libertad condicional, según consignó BBC.

Si bien la película dejó muy contenta a Rosie, quien incluso desfiló en la alfombra roja con las actrices, no fue lo mismo con Samantha, quien amenazó con demandar a Jennifer Lopez, acusando que no ha recibido un pago suficiente por la película, que asegura está “llenas de mentiras”.