Este viernes regresa a Netflix con una segunda temporada La casa de Flores, la serie mexicana que tuvo excelentes resultados con su primera entrega.

Esta vez la producción cuenta con una importante baja en el elenco: Verónica Castro, actriz que por estos días vive uno de los momentos más complejos de su carrera tras ser acusada de esconder un supuesto matrimonio con la célebre conductora azteca Yolanda Andrade.

Pero más allá de esa polémica, la ausencia de Castro no es una novedad y tampoco cómo se abordó el tema dentro de la trama, que retoma un año después del final pasado.

Virginia de la Mora muere y a los que dejó atrás los persigue su recuerdo, especialmente su hija Paulina (Cecilia Suárez), quien nuevamente se convierte en el corazón de la serie.

En las primeros capítulos a los que tuvimos acceso para hacer este review, Paulina vuelve a brillar con su hablar cantadito y con su nostalgia por su país natal. Y es que el personaje comienza sus nuevas aventuras viviendo en España junto a María José (Paco León) y Bruno (Luis de la Rosa), donde podemos encontrar hermosas tomas y un bello trabajo de fotografía.

Aunque ese paso por “Madre Patria” no dura mucho y habría sido bueno verlo un poco más, al igual que la interacción entre esta familia.

En los nuevos capítulos también regresa la voz en off (al más puro estilo de Desperate Housewives) de la también difunta Roberta (Claudette Maillé), quien ayuda mucho explicando la trama y se convierte en otro gran aporte.

El resto de los personajes siguen en su línea, siendo siempre opacados por Paulina.

En tanto, también hay momentos bastante bizarros que van muy en el tono de la historia, donde podemos ver por ejemplo a Diego y Julián cantando “Olvídame y pega la vuelta” de Pimpinela.

Pero más allá de eso, la serie sigue siendo una elección bastante entretenida y destinada para un público principalmente latino.

La temporada ya está disponible en Netflix.