Cada cierto tiempo la televisión nos regala series de calidad con alto nivel técnico y efectos especiales que ya se los querrían algunas películas. Y lo cierto es que logran su objetivo de mantenernos frente al televisor semana a semana, recaudando millones de dólares y elevados niveles de audiencia.

Sin embargo, en otra ocasiones aparecen programas que, sin mucho prepuesto pero con una historia interesante, logran poco a poco cautivar al público y a la crítica especializada.

Esto pasa con The Bold Type, una nueva serie del canal norteamericano Freeform, la cual llegó para ocupar el espacio dejado por Pretty Little Liars. Aunque a primera vista parece ser una copia de El diablo se viste a la moda, la verdad que su trama es bastante más interesante y apunta a directamente al público millenial.

La serie se centra en tres jóvenes amigas que trabajan en una revista de moda inspirada en Cosmopolitan. Jane (Katie Stevens) una redactora novata cuyo único objetivo es ganarse un lugar en la publicación y el respeto de su editora en jefe, quien a pesar de su cuidada imagen, poco se parece a Miranda Prestley. (volveremos a ella más adelante).

"#TheBoldType is the best surprise of the TV year so far." Watch all new episodes Tuesdays at 9/8c on @Freeform.

A post shared by The Bold Type (@theboldtypetv) on

Junto a Jane están Sutton (Meghann Fahy), una asistente que se debate entre mantener su puesto o perseguir su sueño de tener una carrera al mundo de la moda; y Kat, la atrevida directora de redes sociales de la revista, quien comienza a explorar su bisexualidad al lado de una artista gay musulmana.

Pero más allá de los temas propios que de una dramedia (ficción que mezcla el drama y la comedia), la serie aborda temas actuales y contingentes para los millenials como el bullying y los trolls de redes sociales, la censura en Instagram y el miedo al cáncer de mamas. Sin dejar de lado otros temas como el empoderamiento femenino, los problemas para ascender en un lugar de trabajo y hasta la dificultad para tener orgasmos.

La serie también elimina el estereotipo de las envidias y los malos tratos entre colegas, reemplazándolo por lazos de amistad y apoyo entre mujeres.

A todo esto se suma, como ya dijimos, la renovada figura de la editora de redacción la que a pesar de ser intimidante por su puesto, muestra empatía por sus subalternas, estando siempre de su lado para defenderlas o aconsejarlas, y convertirse en la mentora exigente que saca lo mejor de ellas.

Unleash holy hell on anybody that tries to hold you back. #TheBoldType Music: "Spirits" by @thestrumbellas

A post shared by The Bold Type (@theboldtypetv) on

“No es una perra, y no es dura, y empuja a sus empleados a ser lo mejor”, señaló a TV Guide la productora ejecutiva del programa Sarah Watson. “Ese es el tipo de mentor que he tenido la suerte de tener, y ese es el tipo de mentor que no vemos a menudo en la televisión. No tienes que ser mala, y no tienes que estar maltratando a las mujeres a su alrededor para tener éxito “, agregó.

“Normalmente cuando ves a las mujeres de poder [en la TV], si no son unas perras, entonces están realmente rotas”, afirma Hardin, “ese tipo tiende a ser un estereotipo, y eso no es la verdad. Estas mujeres tienen familias, han encontrado la manera de tener relaciones estables. Logran equilibrar sus carreras y hacen que funcione”, finalizó.

The Handmaid’s Tale

Pero The Bold Type no es la única serie que está siendo alabada por estos días. Aunque desde un punto de vista completamente distinto, The Handmade’s Tale (El cuento de la criada) también toca temas sensible para la sociedad, los que incluso han inspirado protestas contra Donald Trump en EE.UU.

La serie es una nueva adaptación de la novela del mismo nombre de Margaret Atwood, escrita en 1985, y que se ambienta en un Estados Unidos ultrarreligioso y post-democrático que inició con la llegada al poder de un régimen teocrático, el que le quitó todos sus derecho a las mujeres y las dividió según sus tareas.

En esta sociedad, la infertilidad se ha propagado como una plaga, por lo que las pocas mujeres capaces de tener hijos son convertidas en “criadas” y asignadas a la casa de un “comandante” (los líderes del gobierno), quienes las reciben para embarazarlas.

Las “criadas” son utilizadas como un objeto reproductor y se les prohíbe salir de la casa donde viven (salvo para realizar compras que deben ser en compañía de una pareja asignada), hablar, leer medios comunicación, realizar cualquier tipo de actividad intelectual e incluso tener libertad sobre su imagen y apariencia física, pues siempre deben llevar trajes como los que usaban los puritanos.

La historia ha generado un gran debate sobre si es o no feminista. Algo que su propia autora salió a aclarar en un ensayo para el diario inglés The Guardian.

“En una distopía feminista pura y simple, todos los hombres tendrían más derechos que todas las mujeres. Sería una estructura en dos capas: los hombres arriba, las mujeres abajo. Pero Gilead ( el nuevo nombre que se le da a EEUU) es el tipo de dictadura común: piramidal, con los poderosos de ambos sexos en la cima, generalmente los hombres por encima de las mujeres del mismo nivel”, escribió la autora.

Pero sea o no feminista (dependiendo del punto de vista que se le vea), la serie y el libro nos muestra claramente una crítica de la subyugación de la mujer por parte del mundo.

Big Little Lies

Pero si de críticas al machismo se trata, Big Little Lies (Pequeñas mentiras)es otra de las series imperdibles de este año. No sólo cuenta con notables actuaciones de Nicole Kidman y Reese Witherspoon, sino que además toca temas que por lo general son callados por la sociedad.

La miniserie de HBO, basada en la novela homónima de Liane Moriarty y dirigida por David E. Kelley, explora el universo femenino, en medio de un misterioso asesinato que tiene a todos sospechando de todos.

Uno de los temas más fuertes que toca es la violencia física y sexual existente en la pareja, la cual es expuesta en la relación de Celeste (Nicole Kidman) y Perry (Alexander Skarsgard). Ellos no muestra esta situación con los estereotipos conocidos, sino que desde el punto de vista realista.

#BigLittleLies #CelesteWright #madelinemarthamackenzie #JaneChapman #HBO #reesewitherspoon #nicolekidman #shailenewoodley

A post shared by Big Little Lies (@_biglittlelies_) on

De hecho, las escenas fueron tan crudas que la actriz confesó haberse sentido realmente humilladas tras grabarlas. “Me sentí muy expuesta, vulnerable y profundamente humillada a veces”, reconoció la estrella de 50 años en una entrevista con la revista W.

Según Kidman, hubo una escena en particular en el capítulo 7 donde simplemente no pudo más. “Recuerdo que estaba tirada en el piso del baño y no podía levantarme entre tomas”, recordó.

“Estaba tirada ahí, como si estuviese rota y llorando. Recuerdo que en un punto [el director Jean-Marc Vallée] vino hacia mí y me puso una toalla porque estaba en ropa interior en el suelo y básicamente con nada puesto…”, agregó.

La actriz asegura que hubo momentos en los que se le venían a la mente otras mujeres que pasaron por eso. “Yo pensaba… ‘esto es auténtico, esto es verdad y por eso tengo que hacerlo’”, explicó.

#BigLittleLies #CelesteWright #madelinemarthamackenzie #JaneChapman #HBO #reesewitherspoon #nicolekidman #shailenewoodley

A post shared by Big Little Lies (@_biglittlelies_) on

Asimismo, la maternidad también es un caso destacable en la serie, ya que se ejemplifica a todo tipo de madre: la mamá soltera, la mamá perfecta, la mamá trabajadora y la mamá chismosa. Pero sin importar qué tipo de madre sea, todas preparan a sus hijos para enfrentarlos al mundo de la mejor forma posible.