Si se creyera todo lo que sale en The Crown, la popular serie sería tal vez el mejor documental acerca de la familia real, un clan muy cerrado y reacio a abrir su intimidad y puertas al público general.

Pero el hit de Netflix es una ficción que se basa ampliamente en licencias artísticas, y con su buen elenco, locaciones y vestuario puede confundir hasta el más suspicaz de los televidentes.

No obstante, algo que hizo de manera magistral fue dejar en claro que el príncipe Felipe y su hijo Carlos no tuvieron la mejor de las relaciones.

Si fue o no al nivel que se demostró en la producción, eso nunca se conocerá, pero expertos en realeza e historiadores del clan confirman que los problemas efectivamente existían.

De acuerdo al comentarista en realeza Tim Heald, la infancia sin raíces, estabilidad ni afectos que tuvo Felipe podría haber causado los problemas con su primogénito, alguien que solo al nacer ya tenía un rol constitucional, mientras él solo era el consorte que acompañaba y apoyaba a su esposa.

Según el diario inglés Express, el especialista fue parte del documental de Amazon Prime Príncipe Felipe – un rey entre príncipes, donde indicó que el duque tuvo “una crianza extraña y una niñez rara”. “No tuvo modelos masculinos serios si hablamos de paternidad”, afirmó Heald.

Efectivamente, tras arrancar de Grecia debido a una revolución en contra de su familia, Felipe llegó a París, donde sus padres se separaron, cada uno tomó su camino y el resto de la familia se desintegró.

“Esto luego pasó a ser una especie de ‘discapacidad’ cuando tuvo que criar al príncipe Carlos y a los otros niños”, añadió el experto.

Si bien ese documental data de 2016, los rumores de una mala relación entre padre e hijo ya existían desde hace décadas.

Por ejemplo, fueron parte del libro Charles, Philip, publicado en 1988 por Penny Junor, donde la autora concluyó que el padre simplemente “no entendía a su hijo”.

“No se hablaban como un padre e hijo normales”, aseveró la escritora, quien puede que tenga un punto, ya que ambos siempre tuvieron personalidades distintas.

Mientras al padre le gustaban los deportes, cazar, los bailes, las fiestas, socializar, innovar y brillar en puestos de mando en la Armada, al hijo le atraía parte de lo mismo, pero con enfoque mucho más tranquilo.

Carlos incluso fue a la universidad y tuvo esporádicos acercamientos con el mundo del teatro y la literatura, campos demasiado sensibles para su padre.

Algunos años más tarde del libro de Juror, Heald publicó The Duke, una especie de retrato de Felipe, donde acusó que la relación entre padre e hijo podría haberse dañado aún más por cómo terminó el matrimonio con Diana.

Durante décadas se especuló que Felipe había sido el gran enemigo de Lady Di dentro de la familia real. Sin embargo, tras el divorcio, el hombre le brindó apoyo a ella y no a su hijo.

Lo contrario ocurrió con la reina Isabel II, ya que la madre cerró filas con su hijo, el heredero al trono.

“Ella me dijo que creía que esa era la razón por la que nuestro matrimonio había ido cuesta abajo, porque Carlos tenía dificultades con la bulimia de Diana. Eso hizo que me diera cuenta que todos veían aquello como un problema del matrimonio y no como una consecuencia del matrimonio”, recordó Lady Di en una entrevista con uno de sus profesores de dicción, grabación que luego fue convertida en el documental Diana: en sus propias palabras.

Según el mayordomo y amigo de Diana, Paul Burrell, nuera y suegro intercambiaron varias cartas mientras se determinaba el divorcio de la pareja.

En los documentos, Felipe nuevamente prefería darle apoyo a ella en vez de su propio hijo.

Visita al hospital

Pero con todo lo dicho, revuelo causó en el Reino Unido una visita que Carlos le hizo a su padre mientras este estaba en el hospital, hace algunas semanas.

¿Por qué tanta polémica? Porque bajo estrictas medidas de reducción de movilidad, el heredero viajó más de 200 kilómetros para ver a su padre en Londres.

Fotografías del momento cuando salió del recinto y se marchaba en un auto mostraron a Carlos con los ojos rojos, como si hubiese llorado, lo que encendió las alarmas en Gran Bretaña respecto a la vida del duque.

De acuerdo a fuentes del diario The Telegraph, Carlos “simplemente quiso ir y verlo”, especialmente después que su estadía en el hospital King Edward VII se alargara más de lo previsto.

Pero otra razón que habría empujado al heredero a concretar el periplo fue que, de acuerdo a estimaciones de la prensa local, no había visto a sus padres desde antes de Navidad.

Finalmente, las fotos de la visita ayudaron a cimentar la idea que, tras décadas de compleja relación, padre e hijo se volvieron más cercanos recién en la vejez.