Este 19 de mayo de 2019, el príncipe Harry y Meghan Markle celebrarán su primer año de matrimonio, un año que definitivamente cambió para siempre la vida de ambos y la de la familia real.

La pareja se conoció cuando una amiga en común les preparó una cita a ciegas y de inmediato conectaron. La prensa se enteró del romance varios meses después y la actriz se transformó en el blanco favorito de los paparazzi.

En diciembre de 2017 anunciaron su compromiso, lo que no estuvo ajeno a polémicas, ya que Meghan es una mujer norteamericana, divorciada y con raíces afroamericanas, lo que despertó los sentimientos racistas de algunas personas.

Pero a pesar de todo, el romance siguió a paso firme. Meghan renunció a su carrera como actriz, activista y bloguera, y se mudó a Inglaterra para iniciar una nueva vida con Harry.

La familia real, en tanto, la recibió con los brazos abiertos y la reina Isabel, abuela de Harry, rompió varias reglas y tradiciones por ella… algo que Markle seguiría haciendo luego por su propia cuenta.

Durante los meses posteriores al compromiso, la cosas se complicaron cuando la familia de la artista comenzó a hablar mal de ella en los medios de comunicación, sin mencionar que también empezó a recibir ataques racistas y sexistas tanto en redes sociales como en la prensa.

La boda de la pareja fue vista por millones de personas en todo el mundo simultáneamente, superando con creces los ratings que tuvo el matrimonio de Kate y William en 2011.

Desde entonces el interés por Meghan aumentó, especialmente por saber cómo se adaptaba a la vida de la realeza y a todas sus normas y reglas.

Y a pesar que no ha sido nada fácil, Markle se las ha arreglado para mantener su propia esencia, aunque pasando por alto algunas antiguas tradiciones, que finalmente han dado un toque más moderno a la familia real.

Revisa aquí algunas de estas normas rotas

1. Navidad con la Reina

Tradicionalmente la familia real se reúne el 25 de diciembre para celebrar la Navidad junto a la Reina en Sandringham. El festejo sólo es para los miembros de la realeza, sin embargo, en 2017, hubo una excepción.

Isabel II decidió invitar a Meghan antes de que se convirtiera en integrante oficial de la realeza, y no sólo eso, sino que también extendió la invitación a la madre de la exactriz, Doria Ragland.

Pero no todos estuvieron felices con la presencia de la duquesa y su madre. En dicho almuerzo de Navidad también se vivió uno de los mayores escándalos desde la aparición de la actriz en la vida de la familia real.

La princesa Michael de Kent, esposa del primo de la Reina, llevó un prendedor “blackamoor”, una línea de joyería que según el portal TMZ representa “a personas de color en posiciones de servidumbre”.

El prendedor muestra a una mujer de piel negra usando un turbante del siglo XVIII, lo cual despertó críticas en el mundo entero debido a que Markle es la primer miembro biracial de la familia real.

TMZ
TMZ

2. Diseñó su propio Escudo de Armas

Días después de la boda real, el Palacio de Kensington dio a conocer el escudo heráldico de Meghan Markle, el que fue creado por la mismísima duquesa de Sussex.

Tradicionalmente, el escudo se le entrega antes de la boda al padre de la novia que ingresará a la familia real, pero dada la conflictiva relación de la duquesa y su papá, Thomas Markle, esto no ocurrió.

De hecho, Samantha Grant, la media hermana de Meghan, aseguró que fue un “enorme insulto” a Thomas, considerando que esto sí ocurrió con el papá de Kate Middleton, cuando ella se casó con William.

Más allá de ello, el escudo heráldico de Markle contiene un homenaje a sus raíces californianas, con un fondo azul que “representa el océano Pacífico de la costa de California”.

En una mitad del escudo hay tres plumas que representan a la “comunicación y al poder de las palabras”, y, entre ellas, dos barras doradas que “simbolizan el brillo del sol en el estado natal de la duquesa”.

Además, bajo el escudo hay unas amapolas doradas, la flor del estado de California.

Es costumbre que la familia real tenga un escudo que los represente. En el caso de los cónyuges, éste mezcla su propio diseño y el de su esposo o esposa, según consignó la agencia de noticias Agence France-Presse.

3. La primera boda real en una iglesia con una divorciada

Aunque Meghan no es la primera mujer divorciada que se casa con un miembro de la realeza -ya conocemos los casos de Wallis Simpson y Camilla Parker Bowles- sí fue la primera en hacerlo en una iglesia: específicamente, en la capilla de St. George, en el castillo de Windsor.

La pareja también pasó por alto la superstición de no casarse en mayo, nacida de la reina Victoria quien creía en el refrán “marry in may, and rue the day”, que podría traducirse como “cásate en mayo, y arruina el día”.

Durante la ceremonia también se rompieron otras tradiciones. Por ejemplo, no sólo se escuchó música inglesa, sino que también se incorporó la interpretación del tema Stand by me, escrito por el norteamericano Ben E. King.

Pero sin duda la norma más llamativa que quebraron, fue que el príncipe Carlos llevara a la novia al altar, esto luego que el padre de Meghan sufriera un infarto tras protagonizar un escándalo al acordar posar para los paparazzi y luego vender las imágenes.

“Le pedí (a mi padre que acompañara a Meghan) y creo que él sabía que venía eso, y de inmediato me dijo que ‘si, claro, lo que Meghan necesite y estoy aquí para apoyarte”, recordó el príncipe Harry, en un documental por los 70 años de su padre.

4. Harry usa anillo de matrimonio

Luego de entregar a William el anillo de compromiso de su madre para que se lo diera a Kate Middleton, Harry diseñó su propia alianza para Meghan y para él.

Tradicionalmente los novios de la familia real (y en general los hombres ingleses) deciden no usar un anillo de matrimonio, sin embargo, el duque quiso recibir uno en la ceremonia y romper esa costumbre.

Desde ese día el príncipe utiliza una alianza de platino, siguiendo los pasos de su padre, el príncipe Carlos, no así de su abuelo, el príncipe Felipe, ni su hermano, el príncipe William, que prefieren no llevarlo.

Elite Daily
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5. Rompió todas las reglas de vestuario

Las mujeres de la familia real deben seguir una serie de normas de vestuario, que Meghan ha roto una a una desde su llegada a la realeza.

En uno de los primeros eventos públicos en los que participó tras anunciar su compromiso, Meghan apareció sin pantys, lo que es obligatorio para las integrantes femeninas de la casa Windsor, lo cual desató una gran polémica.

Posteriormente fue vista utilizando negro, tono que sólo pueden llevar en funerales. También ha lucido los hombros descubiertos en varias ocasiones, y las uñas pintadas en colores oscuros, lo que está prohibido para ellas, a quienes se les aconseja utilizar mangas más largas y preferir tonos naturales o brillos.

Otra regla rota tiene que ver con el uso de calzado sin tacones o abiertos en eventos oficiales. “Zapatos abiertos son considerados un calzado informal e inapropiado para ocasiones formales”, afirmó a Harper’s Bazaar el experto en etiqueta William Hanson.

6. Viajar al extranjero durante su embarazo

La norma dicta que las mujeres embarazadas deben evitar realizar viajes intercontinentales después del primer trimestre de gestación. Si bien las futuras madres de la familia real siempre serán atendidas por los mejores médicos de cada nación a la que visiten, si el bebé nace en un país distinto podría causar complicaciones debido a su nacionalidad diferente.

Meghan decidió obviar esta norma y acompañó a Harry en un extenso viaje por Oceanía, mientras se encontraba en los primeros meses de embarazo.

Meses más tarde volvió a desobedecer al ir a Nueva York, para asistir al baby shower que le prepararon sus amigas norteamericanas, algo que también tenía prohibido.

7. Tuvo un baby shower

Los miembros de la familia real no pueden tener baby shower o fiestas para revelar el sexo del bebé. De hecho, estas celebraciones son vistas como de “mal gusto” por el protocolo real, por lo que ni la princesa Diana ni Kate Middleton tuvieron uno.

Sin embargo, Meghan hizo caso omiso a dicha regla y asistió a una exclusiva celebración organizada por sus amigas más cercanas en Nueva York. Al festejo asistieron celebridades como la abogada de derechos humanos Amal Clooney y la tenista Serena Williams, además de su excompañera en Suits, Sarah Rafferty.

El viaje de Meghan fue bastante cuestionado, ya que se hospedó en una suite del hotel neoyorquino The Mark, el que tuvo un costo de 5.000 dólares por noche, algo así como tres millones de pesos chilenos. Además regresó a Reino Unido en un avión privado, lo que tampoco fue bien visto por el público.

Sin embargo, Meghan no pudo quedarse con los regalos que recibió y los que está recibiendo tras el nacimiento del pequeño Archie.

Según la observadora real Victoria Arbiter, esto se debe a que “no hay nada que no puedan comprar”, además si reciben regalos costosos quedan en una posición compleja y deben “respetuosamente” donarlos a la caridad.

Esto ya lo vivieron Kate Middleton y el príncipe William, quienes debieron donar gran parte de los millonarios obsequios que recibieron sus hijos, incluyendo algunos de los presentes que llegaron para la princesa Charlotte de 64 países, en su primer cumpleaños.

8. Dio a luz en otro hospital

Debido al complejo embarazo que tuvo, en 1981 la princesa Diana decidió que daría a luz al príncipe William en la maternidad Lindo Wing del hospital St. Mary en Paddington, y no en su palacio como se acostumbrada.

Lady Di optó por el mismo lugar para el nacimiento de Harry, y Kate Middleton siguió sus pasos con sus tres hijos.

Meghan, sin embargo, tenía otros planes. La duquesa quería dar a luz en su propio hogar en Frogmore Cottage y ayudada por un equipo médico elegido por ella y no por el recomendado por la Reina.

Las cosas, al parecer, tampoco funcionaron como ella esperaba, ya que según consigna el diario inglés Daily Mail, Markle tuvo que dar a luz en el hospital Frimley Park, en Surrey.

El lugar cuenta con una lujosa maternidad donde nacieron la princesa Eugenia y los hijos de Victoria Beckham, y cuya estadía cuesta 18 millones de pesos.

Diana, Carlos y William | Agence France-Presse
Diana, Carlos y William | Agence France-Presse

9. No presentaron al bebé de inmediato

Una de las tradiciones más populares entre los fanáticos de la realeza, es ver a los nuevos padres presentando al niño al mundo en las afueras de la maternidad Lindo. Sin embargo, Meghan y Harry optaron por esperar un par de días antes de posar ante la prensa.

“El Duque y la Duquesa de Sussex están muy agradecidos por los buenos deseos que han recibido en todo el Reino Unido y alrededor del mundo mientras se preparan para darle la bienvenida a su bebé. Sus Altezas Reales han tomado la decisión personal de mantener sus planes alrededor del nacimiento en privado”, explicaron en un comunicado antes de la llegada del pequeño Archie.

“El Duque y la Duquesa están deseando compartir las buenas noticias con todos una vez que hayan tenido la oportunidad de celebrarlo en privado como una nueva familia”, agregaron.