Elton John lleva más de 20 años de matrimonio con David Furnish, con quien tiene dos hijos pequeños, Elijah y Zachary. Hoy la vida del intérprete es tranquila y está dedicado casi por completo a su familia, algo muy diferente a lo que vivió en su juventud.

En los años 70 y 80, el músico pasó por momentos complejos donde sus adicciones a las drogas y el alcohol se descontrolaron y pusieron en riesgo su vida. Fue en ese tiempo, también, que conoció a su primera esposa, Renate Blauel.

Blauel era una ingeniera de sonido alemana que contrajo matrimonio con el cantante en Sídney en 1984, cuatro años antes que Elton reconociera públicamente su homosexualidad.

Ella era parte de la disquera Croatia Records y había trabajado con artistas de la talla de Duran Duran y Marvin Gaye.

Renate conoció a Elton un año y medio antes en la isla caribeña de Monserrat y juntos trabajaron en la grabación del álbum Too low for zero.

La pareja se casó el Día de los Enamorados, sólo cuatro días después de haberse comprometido y en una ceremonia realizada en la iglesia anglicana de St Mark, en Sídney, donde se encontraba de gira el cantante.

Los rumores sobre las razones ocultas de la boda comenzaron a crecer, especialmente porque en 1976 el músico había declarado públicamente ser bisexual y muchos pensaban que el matrimonio era para encubrir su real orientación sexual.

Según consigna la revista Vanity Fair, el atuendo del novio de ese día tampoco ayudó a calmar las especulaciones. Ese 14 de febrero, el cantante llegó con una “chaqueta blanca de frac, sombrero con cinta de raso lila y una camisa de rayas marineras con corbata de lazo malva”. En tanto, ella lució un vestido con corazones y 63 diamantes bordados.

La luna de miel también tuvo que esperar, pues Elton inició una gira por Nueva Zelanda, al día siguiente y sin ella.

Durante los cuatro años que estuvieron casados, los tabloides no dejaron de publicar cada rumor que aparecía respecto ellos. Entre otras cosas aseguraban que no habían consumado el matrimonio, que dormían en habitaciones separadas, que el músico tenía encuentros con otras personas en lujosas suites de hoteles y que incluso ella había sido vista escalando hasta el dormitorio de él en su hogar en Londres, pues no había sido invitada al cumpleaños 40 de su marido.

Paralelamente, Renate siguió trabajando y se enfocó en impulsar la carrera de su amiga Sylvia Griffin, lo que despertó “maliciosos rumores de lesbianismo”.

Según cuentan los rumores, los cuatro años que vivieron juntos como matrimonio fueron un desastre y el cantante lo plasmó en su música. Fue así como nacieron varias composiciones dramáticas, incluida Nikita, o la “incomprendida llamada de socorro”, como describió Vanity Fair.

Todo terminó en 1988, cuando decidieron separarse formalmente tras varios años de quiebres y reconciliaciones. Semanas después en una profunda entrevista con la revista Rolling Stone, el periodista Cliff Jahr le preguntó “¿Eres bisexual?”, a lo que él respondió: “No  hay nada malo en irte a la cama con alguien de tu mismo sexo. Creo que todo el mundo es bisexual en cierto grado. No solo yo. No es nada malo serlo. Creo que tú eres bisexual. Que todo el mundo lo es”.

En 2017, 29 años después del divorcio, Elton reconoció haberle hecho daño a una persona que quería mucho. “Hace muchos años, elegí Australia como el escenario de mi boda con una mujer maravillosa, por quien sentía un gran cariño y admiración. Quería, por encima de cualquier otra cosa, ser un buen marido, pero en su lugar me dediqué a negar quién era realmente, lo cual provocó una gran tristeza a mi esposa y, a mí, una sensación de gran culpa y arrepentimiento”, escribió en Instagram.

“Para ser merecedor del amor de otra persona, tienes que ser lo suficientemente valiente para ser sincero contigo mismo y con tu pareja”, añadió para luego dedicar algunas palabras a su actual esposo.

“Hace casi 24 años, encontré a la persona con la que podía ser yo mismo. Cuando nos casamos en 2014, fue como si ese hecho fuera aceptado por el mundo. Que David y yo pudiéramos amarnos y comprometernos el uno con el otro abiertamente, y que eso fuera reconocido y celebrado además por otros, es lo que hace que merezca la pena vivir la vida. Esa aceptación y apoyo han hecho que queramos ser unos miembros de la sociedad lo más productivos, responsables y amables posible, y también los mejores padres que podamos ser”, finalizó.

Renate hoy tiene 65 años, vive en Canadá y se alejó completamente de la vida púbica.