Los nombres son muy importantes para la familia real, pues con ellos los padres tratan de honrar a sus cercanos y a sus antepasados. Sin ir más lejos, Kate Middleton y el príncipe William intentaron hacer esto al bautizar a cada uno de sus hijos.

Con el nombre completo de la princesa Charlotte, por ejemplo, intentaron homenajear a la reina Isabel II y la princesa Diana; Mientras que con el príncipe Jorge, se honró la memoria del fallecido rey Jorge VI, padre de la Reina.

Sin embargo, existe un nombre que los padres de la Casa Windsor intentan no usar por la carga negativa que tiene asociada. Estamos hablando de John (o Juan en español).

Y es que el último príncipe John que existió en la familia real británica, tuvo una vida marcada por la tragedia y el abandono de sus padres, el rey Jorge V y la reina María de Teck, abuelos de la reina Isabel.

Palacio de Buckingham
Palacio de Buckingham

Jhonnie, como lo llamaban sus cercanos, era el hermano menor del rey Eduardo VIII, quien abdicó al trono por amor, y lo cedió al padre de Isabel II, Jorge VI.

Aunque sus primeros años fueron bastante normales, todo cambió en 1909, cuando tuvo un ataque de epilepsia a los cuatro años, por lo que sus padres decidieron no exponerlo a la vida pública.

Cuando los problemas de salud del niño empeoraron, fue confinado a la casa real en Sandringham, pues el rey no podía permitir que su “debilidad” fuera comentada por sus súbditos en época de pre guerra, según afirmó el diario inglés Daily Mail.

Palacio de Buckingham
Palacio de Buckingham

El niño creció junto a una niñera admirando la naturaleza y los libros, pero murió a los 13 años en completa soledad.

Sus padres quisieron borrar su existencia, y lo eliminaron del árbol familiar de la casa Windsor, pero el pequeño nunca fue completamente olvidado por el público.

Fue su hermano Jorge VI quien restauró su existencia dentro de la dinastía.

Debido a su trágica historia y a la superstición, es que los padres reales han decidido no utilizar dicho nombre en sus hijos varones.