Este lunes fue bautizado el más pequeño de los miembros de la familia Windsor: el príncipe Louis, de sólo dos meses.

El hijo menor de Kate Middleton y el príncipe William recibió la bendición de manos del Arzobispo de Canterbury, en la Capilla Real del Palacio de St. James.

El bebé llegó junto a sus padres, y sus hermanos mayores, George (4) y Charlotte (3), quienes nuevamente acapararon las miradas de la prensa.

Los niños arribaron de la mano de su padre, y como siempre (o casi siempre) tuvieron un comportamiento ejemplar. Lo que llamó la atención de los presentes, sin embargo, fue lo altos y grandes que estaban ambos.

Recordemos que la última vez que aparecieron en un evento oficial, fue en la boda de su tío, el príncipe Harry, con Meghan Markle. En aquella ocasión, George ofició de paje y Charlotte, fue la encargada de lanzar flores.

La gran ausente

Pero mientras los niños acaparaban las cámaras, hubo una gran ausente en la ceremonia. Se trata de la bisabuela de los niños, la reina Isabel II, quien no asistió al evento, así como tampoco su marido, el príncipe Felipe.

Según consigna la revista People, la ausencia de la Reina fue de mutuo acuerdo entre la monarca y los padres de Louis, debido a la ajetreada agenda que lleva Isabel II por estos días.

Por su parte, el príncipe Felipe se retiró de los eventos públicos hace algunos años, debido a sus distintos problemas de salud. Recordemos que tiene 97 años.

En reemplazo de la Reina, sí asistieron el príncipe Harry y Meghan Markle, el príncipe Carlos y Camilla, además de los padres de Kate, Michael y Carole, y sus hermanos James y Pippa.

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