Catherine “Kate” Middleton es sin duda una de las mujeres mejores vestidas del mundo. Incluso antes de contraer matrimonio con el príncipe William, la duquesa de Cambridge solía deslumbrar con sus elecciones de vestuario, que aunque eran más sencillas, siempre lucían impecables.

Hoy, embarazada de su tercer hijo, Middleton sigue dictando normas de estilo y buen gusto que son seguidas por millones de personas.

De hecho, en más de una ocasión ha provocado que las tiendas agoten sus stocks luego de lucir alguna de sus prendas, lo que es conocido como el “efecto Kate Middleton”.

Esto bien lo sabe la marca española Zara. En 2016, Kate asistió a una ceremonia junto a su marido usando un abrigo rojo que costaba poco más de 50 mil pesos chilenos y que era vendido online. En menos de 48 horas, ya no estaba disponible. En diciembre del año pasado ocurrió lo mismo con una chaqueta de poco más de 100 mil pesos.

Este fenómeno también fue traspasado a sus hijos desde el día de su nacimiento. Cada vez que los niños aparecen en público, sus atuendos se convierten en éxitos de ventas. El príncipe George no tenía más de dos días de vida, cuando provocó su primer boom.

Carl Court | Agence France Presse
Carl Court | Agence France Presse

La mantita de lana (que costaba 45 mil pesos chilenos) con la que estaba envuelto el bebé al ser presentado en público por primera vez julio de 2013, hizo que la empresa fabricante, GH Hurt & Son, colapsara con pedidos y sus ventas se duplicaran.

Por su parte, el chaleco que lució la princesa Charlotte en la foto oficial de su segundo cumpleaños (cuyo valor es de 13 mil pesos chilenos) provocó locura en el público. La tienda departamental John Lewis agotó su stock en cosa de minutos.

Pero aunque muchos consideran que este fenómeno es beneficioso para los diseñadores y las tiendas que venden estos productos, lo cierto es que también se puede transformar en una pesadilla… y ocurrió.

Según la diseñadora nacida en Brasil Daniella Helayel, el “fenómeno de Kate Middleton” dejó un daño tan grave que llevó al negocio a cerrar.

Todo comenzó en 2010, cuando Kate Middleton y el príncipe William anunciaron oficialmente su compromiso. En la ocasión, la pareja posó para las cámaras confirmando la noticia, fotos que pasaron a la historia.

Mientras William lució elegante en un traje azul, Kate llevó un vestido cruzado de seda a tono de la entonces poco conocida marca Issa, creada por Helayel.

Archivo | Agence France - Presse
Archivo | Agence France – Presse

El diseño tenía un costo de 385 libras, algo así como 326 mil pesos chilenos, y era vendido online. En menos de cinco minutos, se convirtió en una sensación mundial, agotándose de inmediato.

“Esa mañana fui al yoga como de costumbre, y luego recibí una llamada de un amigo que me contó sobre el compromiso real. Todo fue muy emocionante. No teníamos televisión en el estudio y esto era antes de Instagram, pero pronto supimos que Kate llevaba puesto a Issa porque a las cuatro en punto, los teléfonos comenzaron a sonar y no se detuvieron. Fue una locura”, aseguró Daniella en una reciente entrevista con el diario inglés Daily Mail.

Pese a que era el diseño más vendido de la marca, hasta ese minuto no tenía nombre y sólo era conocido como el DJ157. “Era el vestido original de Issa, basado en un diseño que solía usar mi abuela, que era modista”, agregó.

Tras el éxito inicial, las cosas comenzaron a complicarse para la marca, que ya estaba enfrentando problemas económicos. Según comentó la artista, como no sabía que Kate había elegido su vestido, no tenía un stock ni estaba preparada para lo que vino.

Archivo | Indian Express
Archivo | Indian Express

“Issa era una marca de nicho, teníamos seguidores leales (entre ellos Jennifer Lopez y Scarlett Johansson), pero en 2008 y 2009 tuvimos graves problemas financieros”, comentó en una entrevista con la revista You

“Desde el día del anuncio del compromiso real, nuestras ventas se duplicaron. No tenía dinero para financiar la producción en esa escala. El banco tampoco me dio un crédito y la fábrica me exigía el pago de las cuentas. Así que necesitaba un inversor”, explicó.

Camilla Al-Fayed, hermana del empresario Dodi Al-Fayed, quien falleció en el accidente junto a la princesa Diana, apareció como una solución para los problemas de la diseñadora. Eran amigas desde hacía años y la familia de Camilla conocía el negocio de la moda, por lo que quiso invertir en Issa.

Daniella vendió a la joven de entonces 25 años el 51% de la compañía, lo que se convirtió en un verdadero desastre. “Necesitaba vender para financiar el crecimiento de la empresa y no tenía otra opción que encontrar un inversor. Conozco a Camilla desde que tenía 19 años y me pareció una gran oportunidad. Los Al-Fayed acababan de vender -la famosa multitienda- Harrods y Camilla sabía mucho sobre moda y venta al por menor. Se sentía como el matrimonio perfecto”, recordó.

Daniella Helayel (izq) y Camilla Al Fayed (der) | Hola.com
Daniella Helayel (izq) y Camilla Al Fayed (der) | Hola.com

Durante un tiempo todo fue bien, pero los problemas comenzaron cuando en 2012, Camilla decidió contratar un nuevo gerente general que quería que las cosas fueran en una dirección diferente, lo que ella no toleró.

A los pocos meses decidió renunciar como directora creativa y fue reemplazada por Blue Farrier. En menos de dos años, Issa cerraba sus puertas.

“Me fui porque no podía más. Me sentí tan estresada que mi cabello se puso blanco y comenzó a caerse. Estaba destrozada al final. Tenía un gran negocio, que había construido por mi cuenta durante más de una década. Verlo evaporarse fue desgarrador. Me tomó dos años y no diseñé nada”, confesó.

“Fue muy doloroso. No creo que la gente se dé cuenta de cuánto he sufrido, pero siempre he creído que lo que no te mata te hace más fuerte. Hice mucho yoga, viajé a Los Ángeles y Asia y volví a ver a mi familia en Brasil”, reconoció.

Tras este retiro del mundo de la moda, la diseñadora trabajó para crear una nueva firma a la que llamó Dhela, y que actualmente se está abriendo paso en la industria.