El animador del exitoso programa televisivo Lugares que hablan (C13), Francisco Saavedra ha tenido una vida de altos y bajos. Como todos, claro, pero la fama que ganó este último tiempo lo hizo meditar respecto de su pasado y de lo que hoy vive: sueños cumplidos.

Su característica risa ya es prácticamente una marca registrada, e incluso en diversos lugares de Chile, a los que asiste grabando su programa, la gente lo espera sólo para obtener alguna mínima reacción o para captar una simple carcajada.

Su trabajo le cuesta a diario conocer la vida real de miles de chilenos que viven desplazados en términos geográficos y sociales. Por eso es que hace algunos días anunció que se ha reunido con candidatos al sillón presidencial de La Moneda para contarles qué está pasando en Chile, más allá de las estadísticas y las cifras económicas que, muchas veces, la gente común y corriente no entiende.

Rt Dear @susansarandon I want you to come to Chile and Get to know the reality of our native peoples 🇨🇱

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Y a pesar de que el programa es un éxito en sintonía y de que siempre se ve a Francisco con una sonrisa empática, su vida no siempre fue así.

Al menos eso manifestó en una entrevista que realizó la revista Sábado al hombre. “Siempre me sentí rechazado”, recordó.

Trabajando para Usted #LugaresQueHablan ❤️

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Su pasado provinciano -vivió en Curicó-, habría tenido un precio bastante alto en el momento en que ingresó a los programas de televisión como comunicador audivisual, su real profesión.

Y es que aparte de su trabajo formal, tenía una productora que conseguía entrevistas con celebridades y que luego vendían a los medios de comunicación. Ahí fue que recordó uno de los momentos más crudos de su vida laboral. “Me acuerdo una vez haber ido donde una ejecutiva, la María Ester Roblero, y le dije: ‘¿Y si me consigo una entrevista con Tito el Bambino? ¿Por qué no voy a Puerto Rico y hacemos un especial?’ Y María Ester me mira y me dice: ‘¿Y qué pasa si te va bien? ¿Dónde te meto?’ Me dolió”, expresó.

Asimismo, rememoró otro momento similar en que recibió el rechazo de sus jefes. “A muchos ejecutivos yo no les gustaba. Claudio Bukovic me dijo en una reunión: ‘A mi no me gusta nada que trabajes con nosotros. Pero vamos a hacerlo porque tienes algunos contactos"”, recordó.

El animador explicó que, en general, quienes quieren ingresar a la televisión deben ‘acuicarse’ para poder encajar en ese mundo. Pero él no lo hizo. “Me puse frívolo y excesivamente vanidoso, porque sentía que no estaban validando mi trabajo”, dijo.

A pesar de eso, sí se realizó algunas intervenciones estéticas como el bótox y lipoaspiración, ya que aseguró que se sentía “el patito feo” en sus lugares de trabajo.

Durante ese tiempo incluso trató de encajar en el mundo televisivo. “Hice fiestas. Los invitaba a mi departamento (…) Fueron 10 años de soltería y me pasaba muchas veces que me acostaba con alguien y luego quería que la persona se fuera de mi casa”, rememoró.

Con todo, tras comenzar a grabar Lugares que hablan, Saavedra aseguró que empezó “a conectar con el Chile de verdad. Cuando veía a la gente que me decía que para pasar el frío tenía que meter los pies a las plastas de las vacas y yo preocupado del bótox”.

“Y más encima esa gente me quiere, no me cuestiona por mi pasado”, puntualizó.