Lizzy Caplan cuenta con una cualidad que cualquier actriz quisiera tener. Basta con un pequeño cambio en su cabello para quedar convertida en una persona completamente diferente. Esto le ha permitido interpretar diversos papeles en Hollywood, sin quedar encasillada en un sólo rol.

La mayoría recuerda a Caplan como Janis Ian, la alternativa amiga de Lindsay Lohan en Mean Girls, pero desde el 2004 cuando se estrenó la película, su carrera ha avanzado de forma impresionante.

En el currículum de la actriz de 34 años destacan participaciones en series populares como Freaks and Geeks (protagonizada por James Franco), Smallville, American Dad y The Class (donde también participó Cristián de la Fuente), entre otras. 

Lizzy en Mean Girls
Lizzy en Mean Girls

En 2008, comenzaba a ser un nombre cotizado tanto en televisión como en el cine, y aunque seguía consiguiendo roles secundarios, cada vez obtenía más tiempo en pantalla. En ese periodo trabajó en cintas como Cloverfield, My Best Friend’s Girl (junto a Kate Hudson) y Crossing Over. En el mismo periodo interpretó a Amy Burley en True Blood de HBO.

Desde el principio, la actriz ha sabido equilibrar su carrera con historias de terror, comedias e incluso dramas como el que interpretó junto a James Franco en 127 horas, en 2010. Asimismo, tampoco tuvo problemas en trabajar en filmes independientes como Save the date, superproducciones como Guerra Mundial Z  –donde trabajó con Brad Pitt- o comedias románticas como Despedida de soltera.

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El 2013 se integró al elenco de Master of sex junto a  Michael Sheen, donde ha mostrado su lado más liberal con escenas explícitas de sexo.”Desde luego no es aburrido. Nos dan algo bastante intenso para hacer. Una escena de sexo estándar es una cosa, pero de estar de pie completamente desnuda y masturbándose delante de alguien es otra cosa muy distinta“, señaló en una entrevista con la revista Playboy.

“Cuando enfrentas una situación aterradora y logras hacer lo que se debe hacer, tienes esa sensación de invencibilidad que es genial en ese momento. Forma parte del trabajo. Nunca es algo cómodo ni agradable, pero me siento en el ambiente más seguro posible para hacer algo así”, aclaró la actriz.

Su personaje también le permitió explorar más profundamente el lado dramático de la actuación. “Al final del día tienes que ser sincera con relación a tu desempeño dramático o cómico. En general, las comedias no son graciosas si las interpretas por el chiste. Es interesante, me siento como los actores de comedia, que tienen más oportunidades de usar recursos dramáticos sin nunca haber hecho un trabajo así, que un actor dramático de incursionar en la comedia”, explicó.

“La comedia no es algo que puedes aprender a hacer, o tienes timing o no lo tienes. Esa es la gran lección. No estoy abordando el trabajo de una manera diferente. Tal vez en la primera temporada, sí, porque sentía que era un gran drama, pero ahora quedó muy claro para mí que los grandes dramas tienen elementos de comedia, y mis comedias favoritas suelen tener momentos muy profundos. Actualmente hay una buena mezcla de los dos géneros”, prosiguió Caplan quien está en medio de las grabaciones de la cuarta temporada del programa.

Masters_of_sex

Masters_of_sex

Pero mientras disfrutaba del éxito de Masters of sex, la actriz también se hizo parte de una de las cintas más polémicas de la historia de Hollywood, The Interview. Para quienes no lo recuerdan, en 2014 se lanzó esta película protagonizada por Seth Rogen y James Franco, donde un par de periodistas debían asesinar al líder supremo de la República Democrática Popular de Corea Kim Jong-un, de quien se burlaban sin contemplación.

La cinta habría sido la responsable del hackeo que sufrieron los sistemas informáticos de Sony Pictures Entertainment por parte de Corea del Norte, quienes filtraron varias películas y polémicos correos electrónicos privados de sus ejecutivos. Además se enviaron mensajes amenazando a EE.UU.

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Y aunque esta cinta se convirtió en un fenómeno en redes sociales, la actriz asegura que se encuentra muy ajena a ese mundo. “Nunca he estado en Twitter, Facebook, Myspace o Instagram. Me conozco lo suficiente para saber que iba a pasar demasiado tiempo obsesionado con un tweet, una foto o una opinión. Yo entiendo que soy parte del negocio del espectáculo, que no está manejado sólo por la integridad artística, pero estar online no es mi trabajo. Mi trabajo es convencer que soy otra persona. Mientras menos las personas sepan de mí, mejor puedo hacer mi trabajo. No quiero conseguir un trabajo porque tengo 500.000 seguidores en Twitter. Quiero conseguir un trabajo porque me lo he ganado “, expresó.

Además de la serie que le ha valido innumerables buenas críticas, este año la actriz fue parte de la segunda parte de Los Ilusionistas. Hace algunos meses también se comprometió con el actor Tom Riley.

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