Buscar una oferta de trabajo, enfrentarse a la entrevista, y tener que pensar las expectativas de renta puede resultar intimidante.

Hay aspectos a tener en cuenta para facilitar este proceso, considerando el valor agregado que uno puede otorgar al puesto para el que se está postulando, la preparación del candidato, la actitud, el conocimiento del mercado laboral, entre otras. Todas las cuales facilitan la tarea de negociar, cuando el momento llega.

Según Giselle González, consultora de Randstad, explicó a El Mercurio, la preparación académica enriquece el currículum vitae y hoy las firmas no sólo valoran la aptitud, sino también la actitud de los postulantes”, por lo que en esto último se recomienda ensayar con alguien que conozca el medio.

Superada esta barrera, entrarán en juego los conocimientos y habilidades.

El director de Coaching de Potencia Laboral, Hugo Álvarez, recomienda sustentar en ésto y en el valor agregado del mismo puesto de trabajo (como la posibilidad del teletrabajo) en los regateos en el sueldo.

“Se puede usar como argumento el plus si es que existen horarios puntuales o responsabilidades más exigentes que el promedio, si se manejan tecnologías puntuales para el cargo o si se posee más de un idioma. En pocas palabras, destacar cuál es el valor agregado que te hace especial para el puesto”.

A la hora de discutir el sueldo, es útil consultar de antemano con colegas que ostenten el puesto al que uno intenta postular, ya sean amigos o compañeros de universidad. Así, se puede tener un buen punto de referencia inicial, recomienda la gerenta de Marketing de Laborum, María Jesús García-Huidobro.

“Informar una pretensión de renta por sobre el mercado puede llevar a ser descartado en procesos de reclutamiento para los que se contaba con los conocimiento y competencias apropiados” advierte sin embargo María Ignacia Uribe, gerenta de Selección de Grupo Cygnus.

Asimismo, sugiere evitar frases como que las “expectativas salariales son acorde al mercado”, ya que se generaría un terreno “incierto” que suele ser un motivo por el que los candidatos son descartados.

En tanto, es cuando uno se enfrenta a una oferta formal de contrato que debe comenzar a negociarse el sueldo inicial.

Uribe advierte que “muchas veces sucede que este primer sueldo permanece estable por un largo tiempo antes de que sea reajustado”.

Según explica, las empresas suelen conceder entre un 10 y un 20% de margen de negociación, por lo que recomienda que, aunque sea ofrecida una renta inicial superior a las expectativas, es recomendable de todas formas negociar para evitar cobrar menos que los demás empleados.