Tras su quiebra y cierre, ninguno de los trabajadores de la empresa Pastas Suazo ha recibido su indemnización laboral ya que los pagos están congelados luego de una polémica que involucra a cuatro de los antiguos gerentes.

En concreto, la firma aseguró haber dejado 1.400 millones de pesos para estos fines, pero acusaron que estos ejecutivos habrían abultado sus finiquitos haciendo tal monto insuficiente, consignó El Mercurio.

La situación quedó al descubierto luego que los mismos trabajadores demandaran a una sociedad que pertenecía a los mismos accionistas de la compañía, Palentina, indicó el abogado de la familia, Sergio Espinoza.

“Pudimos apreciar que se le dijo a los trabajadores que no alcanzarían los dineros para pagar las deudas porque había otros acreedores igualmente preferentes, lo que es falso”, señaló el representante.

Lo anterior, ya que se constató que los ejecutivos tenían adjudicados “finiquitos totalmente desproporcionales carentes de fundamento conocido”, añadió el abogado.

En específico, los involucrados serían el gerente general, Fernando Klenner; de finanzas, Leonardo Bravo; de producción; Jorge Fuentes; y de ventas, Felipe Mejías.

De acuerdo a las estimaciones, Klenner debería recibir $78 millones, pero su cheque estipula $203 millones. Bravo, en tanto, tendría que percibir $25 millones, pero está a la espera de obtener $38 millones.

A Fuentes, por otro lado, el pago le atribuirá $31 millones, aunque debiese recibir $21 millones. Finalmente, la indemnización de Mejías es de $15 millones, cuando en realidad debiese obtener $11 millones.

Consultado por el medio, Klenner ratificó que hay un “error de cálculo” en su finiquito y que, efectivamente, le corresponde recibir más de $200 millones.

Fuentes desmintió que la empresa haya dejado $1.400 millones íntegramente para el pago de finiquitos a sus trabajadores, sino que para los acreedores principales, como lo son compañías de energía y gas.

“Ese monto, que se hizo en la liquidación, fue en la continuidad de giro provisorio. Los pocos trabajadores que quedamos dirigidos por la liquidadora, durante junio y julio produjimos, vendimos y rescatamos cuentas por cobrar en la calle, y ahí fue cuando logramos hacer los $1.400 millones”, aseguró el exejecutivo.

Además, acusó que de todos los gerentes, el único que abultó su indemnización fue Klenner. “Los otros gerentes de área no”, finalizó.

El cierre de la planta, ubicada en Curicó, región del Maule, dejó a cerca de 200 personas sin empleo y ocurrió junto con el fin de otras empresas emblemáticas a nivel nacional, como Iansa.