Sobre el mar se encuentra flotando sin rumbo una carga que nadie quiere en su puerto. Su costo está muy por encima de lo que está en sus contenedores. Se trata de la primera quiebra del sector transporte marítimo: la surcoreana Hanjin marcó la impronta al ser el primer registro en una situación sin precedentes.

La gigante surcoreana Hanjin mantiene en alta mar embarcaciones sin destino, y la carga que logró llegar es retenida por los puertos como garantía de pago de las cuentas pendientes de la naviera.

Son 540.000 contenedores sin destino, 132 embarcaciones: 59 de Hanjin y 73 de arrendadores, lo que podría provocar un incremente en la deuda que a la fecha llega a 4.500 millones de euros, solo en lo libros contables de la Hanjin, crisis que podría afectar, incluso, a los regalos de esta navidad.

Al no haber antecedentes se dificulta precisar cómo salir de esta situación y cuándo. Además de la mercancía, hay al rededor de 15 a 25 tripulantes embarcados, que algunos pertenecen a la plantilla de Hanjin y otros son subcontratados por agencias de personal.

Además de la incertidumbre de si los suministros alimenticios y si el combustible será suficiente para la jornada que no tiene fecha ni hora de salida, los salarios de estos marineros podrían entrar también al triángulo de las bermudas.

Al mantener la deuda Hanjin con las agencias de empleos, estos podrían justificar el no contar con la disponibilidad para asumir la carga salarial.

En medio de todo el caos hay una posibilidad, o al menos una fecha. La semana pasada, un tribunal de Seúl le dio el visto a la gerencia de insolvencia solicitada por la gigante surcoreana que tendrá hasta el 25 de noviembre para presentar su plan de rescate.

Mientras, los buques, la carga y la tripulación seguirán en el limbo, sin saber cuándo o dónde terminará su viaje.