EFE

Los ciclos de inflación que Milei "domó": el desplome histórico de la subida de precios en Argentina

06 diciembre 2025 | 09:45

Atrás quedaron los tiempos de inflación récord. El libertario cumple dos años como presidente en un contexto de calma económica, a pesar de que el índice mensual del costo de vida aún crece entre un 1,5 y 2% mensual.

Javier Milei va a cumplir dos años en la Casa Rosada el próximo 10 de diciembre con un dato que, en cualquier otro momento de las últimas dos décadas, habría sonado a ciencia ficción para Argentina: una inflación que, tras cuatro ciclos consecutivos de subidas descontroladas, finalmente dejó de acelerar.

Lejos está de ser el final del problema, pero sí representa el primer quiebre en un país que tocó, al término del gobierno de Alberto Fernández (2019-2023) y de la era kirchnerista, la corrosión de precios a niveles que no se veían desde 1990, cuando la hiperinflación dejó severas consecuencias en los bolsillos de varias generaciones de argentinos.

El recorrido para entender el presente de Argentina obliga a retornar a más de dos décadas atrás.

Después del reacomodamiento de variables en la breve presidencia de Eduardo Duhalde, quien asumió el poder tras la precipitada renuncia de Fernando de la Rúa por la crisis de 2001, el primer capítulo del nuevo ciclo inflacionario arrancó con la llegada de Néstor Kirchner en 2003.

Durante sus cuatro años al mando, la inflación acumuló 60%. Fue un número alto, pero todavía controlado si se lo compara con lo que vendría después: con el tiempo, esa misma cifra se alcanzaría prácticamente en apenas unos meses acumulados.

Su esposa Cristina Fernández de Kirchner asumió como presidenta en 2007 en un país que ya mostraba tensiones. En la segunda mitad de su primer mandato, especialmente desde 2010, la inflación ya no volvió nunca más a un piso inferior al 10%. Todo lo contrario: empezó a escalar.

Y aquí viene una “inflación blue”. Entre 2007 y 2011, Cristina “declaró” una inflación acumulada cercana al 120%. En su segundo mandato, la dinámica empeoró y sumó más de 50 puntos porcentuales adicionales.

Entre 2011 y 2015, el alza total de precios trepó a 175%, pero no se puede citar al Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), ya que estuvo intervenido y las estadísticas absolutamente distorsionadas.

De hecho, el secretario de Comercio de la primera época de CFK, Guillermo Moreno, fue condenado a tres años de cárcel y seis de inhabilitación para ejercer cargos públicos por manipular datos públicos.

Así, con el termómetro oficial descompuesto, las mediciones alternativas de la oposición política al kirchnerismo ganaron protagonismo: el IPC de la Ciudad de Buenos Aires y el IPC Congreso —tomaba los datos de algunas provincias— calcularon que sólo en su segundo período presidencial de CFK la inflación trepó entre 140% y 176%, una brecha que reflejaba con más claridad el costo real de la distorsión inflacionaria durante esos años.

En 2015, tras un giro político que dejó fuera del poder al peronismo, el presidente Mauricio Macri (PRO) heredó la situación con la promesa de “combatir la inflación” como eje de su campaña y posterior gestión, además de normalizar la confianza en los índices del Indec.

Sin embargo, su administración, marcada por la búsqueda de financiamiento externo y una persistente inestabilidad cambiaria y política, cerró su mandato en 2019 con una inflación acumulada del 300%, con un promedio anual del 40% y una aceleración evidente hacia el final. No fue un retroceso menor: sentó las bases de una década que ya venía perdiendo el control del valor de la moneda.

Lo que vino después superó todo lo visto. El presidente Alberto Fernández agravó la herencia hasta niveles históricos: entre 2019 y 2023, el Indec registró una inflación acumulada del 1.020%. Incluso, el 2023 culminó con un IPC del 211,4% y un salto mensual de 25,5% en apenas diciembre.

De esta manera, el último año de la presidencia de Fernández fue el peor para Argentina desde la hiperinflación de 1990, después del ciclo de Raúl Alfonsín e iniciado el de Carlos Menem, cuando el índice escaló al 1.344%.

Sobre un escenario de descontrol de precios desembarcó el libertario Javier Milei en diciembre de 2023. Y aunque el giro económico tuvo sus costos como la recesión, la caída del consumo, el deterioro del poder adquisitivo (especialmente, en jubilados), el dato central fue que la inflación por primera vez se desplomó.

En su primer año completo de gestión (2024), el IPC cayó desde aquel 211,4% heredado hasta un 117,8% anual. Fue la mayor desaceleración inflacionaria en más de 15 años.

Las proyecciones para lo que viene al cierre de 2025 refuerzan la tendencia. El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, realizado entre el 29 y el 31 de octubre con 42 participantes, entre bancos, consultoras y centros de investigación, proyecta una inflación del 29,6%.

Si se confirmara, sería el registro más bajo desde 2017, cuando durante el gobierno de Macri el índice marcó 24,8%.

Para 2026, las estimaciones del mercado apuntan a un 18,7%. Y para 2027, a un 10,6%. De cumplirse el pronóstico, Milei terminaría su mandato con el menor aumento del costo de vida en Argentina en más de dos décadas. Sería el mejor dato desde 2006, cuando el IPC marcó un 9,8% anual.

La era Milei: ¿por qué bajó la inflación en Argentina a niveles históricos?

Como siempre expresó Milei, la inflación es un fenómeno monetario: si no se emite, no hay inflación. En función de esa premisa, su gestión aplicó el ajuste fiscal y monetario más duro en muchos años, que incluye al superávit, el recorte del gasto y la “disciplina” financiera, como uno de los motores centrales del freno inflacionario.

Además, la caída del consumo masivo, producto de la contracción de salarios reales y jubilaciones, también jugó un rol clave en la desaceleración del índice del costo de vida. Sin demanda fuerte, los precios dejan de empujar incluso cuando los costos suben. La recesión del bolsillo es, también, un ancla para la inflación.

Se suma la estabilización del tipo de cambio, una variable siempre seguida de cerca por los argentinos. Con un dólar quieto en los valores actuales (AR $1.470), la dinámica de precios encontró una referencia más estable después de años de movimientos bruscos.

A dos años de la llegada al poder de Milei, no puede pasarse por alto que la foto social deja matices.

El Indec informó que en el primer semestre de 2025 la pobreza bajó al 31,6%, una caída de 21,3 puntos porcentuales respecto al mismo período de 2024, cuando la crisis poselectoral y de transición entre Fernández y Milei había llevado el indicador al 52,9%. A favor de Milei, el nivel de indigencia también retrocedió: del 18,1% al 6,9%.

Otra pieza del rompecabezas es el fiscal. En octubre pasado (último dato disponible), el Sector Público Nacional registró un superávit financiero de 517.672 millones de pesos argentinos.

Con ese resultado, el Gobierno acumuló en los primeros diez meses del año un superávit equivalente al 0,5% del PBI y un superávit primario del 1,4%, algo que no se veía desde hace más de una década.

La señal fiscal fue tan contundente que, después del triunfo electoral del 26 de octubre y en medio de un clima de mayor confianza inversora, el riesgo país medido por JP Morgan volvió a perforar niveles no vistos desde enero de 2025 y se movió en torno a los 600 puntos básicos, un piso más que honorable para Argentina.