La iniciativa firmada entre ambas instituciones busca fomentar el cultivo, la producción y la comercialización de diversos tipos de legumbres. Tiene una duración de cuatro años y reúne a un grupo de 50 pequeños agricultores, usuarios de INDAP.

Hace más de tres décadas que en Chile se evidencia una baja en el cultivo y consumo de legumbres. Las superficies plantadas y los volúmenes cosechados de estos cultivos muestran un descenso que preocupa a autoridades, expertos y productores.

En nuestro país, el cultivo de leguminosas tuvo su punto alto a inicios de 1980, cuando se cultivaban más de 120.000 hectáreas de porotos y cerca de 50.000 de lentejas.

En la temporada 2019/2020, se cultivaron poco más de 7.000 hectáreas de porotos (en todas sus variedades) y poco más de 1.000 de lentejas. Entre los factores principales de esta disminución aparecen los bajos precios de venta obtenidos por los productores, la escaza tecnologización del rubro y la competencia con producciones que ingresan al mercado chileno desde China y Canadá.

Las regiones con más hectáreas de leguminosas son Bío Bío, Ñuble y Maule; en esta última es donde se encuentran los principales poderes compradores de porotos. Las lentejas se comercializan en un mercado más informal o en ferias libres.

Durante la temporada 2019-2020, el precio de porotos y lentejas osciló en torno 1.000 y 1.200 pesos por kilo. Pero el escenario impuesto por la pandemia y su consiguiente crisis sanitaria, además de la reducción de las importaciones, marcaron un incremento significativo en su valor final de venta: avanzada la temporada, un kilo de porotos o lentejas alcanzó los $2.000.

Los rendimientos promedios de porotos y lentejas son similares y arrojan 15 quintales por hectárea cultivada, con un máximo de 25 y un mínimo de seis. Una de las variables que más inciden y resultan determinantes en el éxito de estos cultivos es la disponibilidad de agua para el riego y la mecanización de las labores de arranque y trilla.

En opinión del director nacional de INDAP, Carlos Recondo, las legumbres y su cultivo han disminuido de manera significativa durante los últimos 30 años en nuestro país.

“Se están recuperando las legumbres en Chile porque hay variedades que permiten mayores rendimientos; existen productos para generar mayor productividad. Por otro lado, hay interés de la demanda que va reabriendo un mercado”, declara.

El aporte de INDAP a la producción de leguminosas

INDAP, como principal organismo gubernamental encargado de trabajar con la pequeña agricultura, ha implementado distintas acciones que fomentan el cultivo, la producción y comercialización de diversos tipos de legumbres.

En esa misma línea de apoyo y fomento se enmarca la reciente firma de otra Alianza Productiva suscrita por INDAP e Iansagro que promueve el cultivo de porotos en San Carlos, región de Ñuble. En este convenio tiene una duración de cuatro años y en participa un grupo de 50 pequeños agricultores, todos usuarios de INDAP.

Para Carlos Recondo, la firma de este nuevo acuerdo comercial establece que Iansagro entrega asistencia técnica a los pequeños agricultores para mejorar sus cultivos y cosechas, quienes en contraparte se transforman en proveedores de esta empresa.

“Ellos entregarán su producción de porotos, los que hoy están siendo más requeridos y apetecidos. Con este acuerdo los agricultores ganan certezas, a través de un encadenamiento directo denominado agricultura de contrato”, detalló la autoridad.

Fabián Iturra es un agricultor de San Carlos, región de Ñuble. Relata que el poroto es uno de los cultivos de rotación que practica en su predio, como la remolacha y el trigo.

“Las legumbres son esenciales en la dieta del ser humano. Desgraciadamente los hábitos alimenticios de los chilenos han cambiado y como se consumen pocas, eso hace que bajen los precios”, comenta.

El productor participa de la Alianza productiva entre INDAP e Iansagro y, para él, este acuerdo tiene “dos puntos importantes: uno, la asistencia técnica. La otra, como va a ser una agricultura de contrato, es tener un comprador seguro; acá vamos a tener un precio asegurado”, detalla.

El subgerente agrícola Zona Ñuble de Iansagro, Francisco Guzmán, destaca que esta nueva alianza “es una oportunidad para desarrollar a agricultores productores de poroto, tanto en el plano de la asistencia técnica como en la comercialización”.

Iansagro aspira a que los agricultores aprendan a cultivar el poroto de una forma distinta, que tecnifiquen los cultivos y que accedan a un canal de comercialización más formal del que hoy tienen.

“El año pasado quedó demostrado que las legumbres son un alimento sano que debiera incorporarse a la dieta de los chilenos y reemplazar a otros alimentos que no son tan beneficiosos”, expresó.

Otra de las iniciativas que han beneficiado a este rubro fue la llevada a cabo durante 2020 en la región del Maule, donde se estableció una Alianza Productiva entre servicio del agro y Tucapel.

El acuerdo vinculó directamente a pequeños productores, usuarios de las Agencias de Área de Licantén y Curepto, con uno de los principales poderes compradores de cereales y legumbres del país. El resultado fue el cultivo y comercialización de alrededor de 270 hectáreas de porotos de las variedades Tórtola y Hallado Alemán.

El director nacional de INDAP enfatiza que “el desafío para la Agricultura Familiar Campesina es seguir avanzando en el encadenamiento productivo que vincule a los pequeños productores con los mercados de mayor valor y a una comercialización más segura, para tener mejores retornos por el esfuerzo que ellos hacen permanentemente”.