La epidemia del nuevo coronavirus ha acentuado la caída del precio del petróleo y amenaza a las economías del Golfo, muy dependientes de la demanda de crudo de China.

La segunda economía mundial consume una quinta parte de la producción petrolera de los seis países del Golfo (Bahráin, Kuwait, Omán, Catar, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos).

Pero el brote de nuevo coronavirus ha tenido por consecuencia en China el freno de la actividad en sus refinerías y la caída de sus importaciones de petróleo, mientras la economía sigue paralizada con millones de personas confinadas.

El lunes el precio del petróleo cayó a su nivel más bajo en un año. En lo que va de año el precio de los barriles de Brent y WTI, las dos referencias del mercado, perdieron cerca de un 20%.

Según Bill Farren-Price, de Petroleum Policy Intelligence, “el virus tendrá un impacto significativo en la demanda china de petróleo” y si sigue el confinamiento en el segundo trimestre “las consecuencias sobre la economía real serán mucho más profundas”.

Las relaciones comerciales entre China y el Golfo no solo incluyen el crudo.

En los últimos años el intercambio de productos no petroleros entre el gigante asiático y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) se ha multiplicado y ya representa unos 200.000 millones de dólares.

Aunque el impacto de la epidemia, que ha dejado 1.100 muertos, no se nota todavía en las inversiones chinas en la región, sí empezó a sentirse en el turismo.

En 2018 más de 1,6 millones de chinos visitaron el Golfo, en su mayoría Dubái, que en 2020 espera superar la cifra de un millón de visitantes.

Un objetivo que podría estar en entredicho por la suspensión de mayoría de vuelos procedentes de China desde que estalló el brote.

“Inestabilidad”

El 70% de los ingresos de los países del Golfo proceden del petróleo a pesar de los intentos de diversificar sus economías.

La semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FM) publicó un informe advirtiendo al CGG que su riqueza financiera (más de dps billones de dólares) podría acabarse en 15 años.

En 2014 la caída del precio del barril ya obligó a varios países del Golfo a pedir préstamos para enfrentarse al déficit persistente de sus economías.

“Estas caídas (de precio), en un contexto de reducción de la producción, podrían provocar choques económicos que, si duran, podrían provocar inestabilidad política y regional”, dijo Ellen Wald en un comentario a Bloomberg, autora del libro “Saudi Inc.”

Por su parte un informe de Capital Economics asegura que “el temor sobre la epidemia (…) ensombrece las perspectivas a corto plazo para el Golfo”.

En reacción a la propagación del virus, el comité técnico de la OPEP –que reúne a los 13 miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y a otros diez países, entre ellos Rusia– recomendó la semana pasada reducir de nuevo la producción en 600.000 barriles diarios.

Desde 2016 estos países tienen un acuerdo para limitar su producción para alentar los precios al alza.

Rusia es reticente a esta nueva reducción, que se añade a otra de 1,7 millones de barriles diarios.

Mohamed Al Saban, un exresponsable del ministerio de Energía de Arabia Saudita, el líder de facto de la OPEP, dijo el martes que si no se reduce de nuevo la producción el barril de Brent podría caer a los 40 dólares, frente a los 54 actuales y a los 65 que valía en enero.

Según Ellen Wald, la diferencia entre la caída actual y las anteriores es que está relacionada con un factor independiente de la voluntad de los países productores.

Si se confirman los temores sobre el coronavirus, “Arabia Saudita, Rusia y Emiratos se enfrentarán a la vez a una producción baja y precios bajos”, dijo la historiadora.