El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, intentó zanjar la polémica con las clasificadoras de riesgo luego de que Moody’s y en las últimas horas Fitch, aseguraran que el deterioro fiscal comenzó en la primera administración del presidente Sebastián Piñera y no en la de Michelle Bachelet, como el actual gobierno acusaba.

El jefe de las finanzas públicas reiteró que las opiniones de analistas de las clasificadoras deben ser “consistentes” en el tiempo, ejemplificando con la mejora en la clasificación del país entre los años 2010 y 2013.

“Uno tiene que ser consistente en el tiempo, y el problema que tienen las declaraciones que se han hecho es que no son consistentes con lo que ellos mismos dijeron hace muy poco tiempo atrás”, acusó.

Además, defendió que las opiniones que reconocen como oficiales son las dadas por las instituciones a través de comunicados. De todas formas, llamó a apuntar al futuro y no al pasado.

La controversia comenzó con la baja en la nota crediticia que hizo Moody’s sobre Chile, tras la cual su analista principal en Chile, Ariane Ortiz señaló en El Mercurio que el deterioro fiscal lo empezaron a observar “desde 2010 y fue gradual”.

Esto último, en respuesta al Gobierno que apuntó a la gestión de la expresidenta Michelle Bachelet y el estado de déficit en las cuentas fiscales.

Este miércoles, en el mismo diario, Todd Martínez, analista de la agencia Fitch, señaló que el deterioro fiscal comenzó en 2012 “con la caída en los ingresos del cobre”.