Durante el sábado se instaló la polémica: el Banco Mundial reveló que alteró ciertos indicadores en el ranking de competitividad “Doing Business”, perjudicando directamente la gestión de Michelle Bachelet y favoreciendo el periodo en el que gobernó Piñera.

Paul Romer, economista jefe del Banco Mundial, argumentó que los indicadores variaron “potencialmente debido a motivos políticos”.

En este contexto, una de las principales críticas efectuadas contra el Banco Mundial por parte del oficialismo fue la influencia que pudo tener este hecho en la economía local, así como en las decisiones de inversión desde el extranjero.

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Según Romer, durante la administración de Bachelet, la competitividad cayó dramáticamente del puesto 33 en 2015, al 120 un año después, por los constantes cambios realizados en la forma de medir el índice, y no por medidas económicas adoptadas por el gobierno chileno.

En medio de este escenario, la inversión extranjera en Chile cayó un 40% durante el 2017: su peor nivel desde 2006.

Pese a ello, Patricio Rojas, economista de Rojas y Asociados comentó que, a pesar de bajar en el ranking, Chile se mantiene en los primeros lugares de latinoamérica y desestimó que el cambio de lugares en el ranking haya influido en la decisión de los inversionistas.

La situación también afectó al primer periodo de Bachelet, de modo que las bajas más ostensibles de los últimos 11 años coincidieron con los mandatos de la Presidenta.

Pero fue el mismo Paul Romer quién recalcó que durante los últimos cuatro años las condiciones empresariales no empeoraron al momento de aplicar los anteriores aspectos metodológicos utilizados.

Empresariado crítico

El empresariado chileno siempre fue crítico del gobierno de Bachelet ante las reformas sociales y económicas que lleva adelante, lo cual creó un clima de desconfianza del mercado.

Ello derivó en un sólido respaldo a Piñera desde ese sector. De hecho, durante su campaña, prometió que elevar la tasa de inversión en tres puntos porcentuales y mejorar la productividad.

Tras el destape del escándalo, los dardos apuntaron al exdirector del grupo responsable del reporte en cuestión: el chileno Augusto López-Claros, un exprofesor de la Universidad de Chile ligado actualmente a la Universidad de Georgetown.

Piñerismo evita abordar la polémica

Pero sus nexos no llegarían sólo hasta ahí. Según consigna El Mostrador, sería cercano al exministro secretario General de la Presidencia de Sebastián Piñera, Cristián Larroulet.

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Ante dicho escenario, gran parte del sector optó por guardar silencio. El propio Presidente electo no se ha referido al tema públicamente.

En esa línea, el senador UDI Juan Antonio Coloma restó importancia a la influencia que podría haber tenido esta información a la hora de la elección de Sebastián Piñera, mientras que la diputada comunista Karol Cariola consideró el hecho como intervencionismo.

En tanto, Alfredo Moreno, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio y exministro de Relaciones Exteriores durante el primer gobierno de Piñera, indicó que esperará más antecedentes para emitir un juicio sobre la actuación del Banco Mundial.

El único que se refirió al tema fue un de los miembros del equipo económico, Felipe Larraín, quien relativizó la manipulación del Banco Mundial y aseguró que -de probarse lo admitido por la entidad- “sería una situación muy grave y repudiable”.