Luis Slimming cuenta cómo se convirtió en padrastro: "Es raro, porque no sabes cuándo sentirte papá"

Sara Jerez

Periodista científica y colaboradora de Magazine en BioBioChile

Miércoles 20 agosto de 2025 | 16:16

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Luis Slimming se refirió con tiernas palabras a Mathilda, la hija de su esposa Ana, que hoy tiene 16 años, pero lo ha llamado “papá” desde los 7. El comediante ha hablado de su relación con “Mati” en varios de sus shows, pero ahora se sinceró sobre su vínculo.

“Al principio era la hija de mi polola… y yo mismo puse una distancia. Es raro, porque no sabes cuándo sentirte papá. Es difícil encontrar ese equilibrio en que tú no te sientes papá y no sabes cuándo sentirte papá. Es distinto cuando nace, la tomas en brazos y le das el apellido. Ahí es obvio. En mi caso fue diferente”, contó durante el programa Mamá por siempre.

Slimming explicó que conoció a Mathilda cuando ella solo tenía 4 años, pero convivieron más tarde, cuando él y su pareja decidieron vivir juntos. “La Mati me decía papá desde temprana edad. A los 7 años me lo dijo por primera vez, casi sin querer, y fue emocionante, pero también raro. Yo no quería ser un mal papá y sentía la presión de estar a la altura“, recordó.

Sin embargo, pasaron años hasta que surgió su instinto de padre. El comediante confesó que en la pandemia tuvo un periodo depresivo que lo llevó a reflexionar sobre su relación con Mathilda.

“Conversando en terapia me di cuenta de que yo mismo estaba poniendo las barreras con la Mati, por miedo a invadir, a que se viera raro o a incomodar. Cuando lo dije en voz alta, entendí que no había nada malo en abrazarla, corregirla o estar presente. Ese fue mi click, el momento en que me creí el cuento de que también era su papá”, manifestó.

“Tenía miedo”

Luis Slimming recordó que el proceso también tuvo ciertas preocupaciones. “Tenía miedo de que si la relación con la mamá iba a terminar, eso me alejara o me quitara derechos sobre la Mati. Tenía inseguridades, porque no era lo mismo que un hijo biológico: si la relación acababa, quizás no podría volver a verla“, planteó.

También abordó el momento en que decidió casarse: “cuando le pedí matrimonio a Ana, la Mati se puso a llorar. Tenía miedo de que yo tuviera otro hijo y la dejara de lado. Me hizo prometer que no tendría más, y yo le dije: mientras seas niña, no lo haré. Y aunque ahora tiene 16, sigue siendo mi niña en muchas cosas”.

“Yo la quiero mucho y me gusta pensar que ella también me ama“, manifestó.

Sobre tener un hijo biológico, comentó que “lo hemos conversado harto, pero siempre estamos entre el sí y él no. Por un lado, sentimos que una guagua ahora sería truncar la vida que tenemos, con viajes y proyectos. Por otro, nos da miedo que la Mati sienta que queda desplazada. Además, hay temas de salud de Ana y míos que lo hacen más difícil. Pero siempre están las ganas”.

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