La dirección del Abierto de Australia presentó este sábado un sistema que mide la polución del aire, advirtiendo de que se suspenderán partidos si se llega a un nivel determinado, con Melbourne afectada por los enormes fuegos y el primer Grand Slam del año levantando el telón el lunes.

El juego se suspenderá si la tasa de partículas finas sólidas y líquidas en suspensión en el aire (PM2.5) alcanza las 200, lo que supone el quinto grado de escala que mide la calidad del aire.

El cuarto grado, entre 97 y 200, llevará a un debate entre el servicio médico y la organización para determinar si se puede continuar jugando. El árbitro podrá interrumpir un partido si lo estima oportuno.

Estas reglas se aplicarán a todos los partidos en el exterior y en las pistas con techos retráctiles, en los que si un partido es suspendido solo podrá reanudarse tras el cierre del techo.

Federer, muy crítico

El primer ‘grande’ del año comienza el lunes, pero los partidos de clasificación han provocado numerosas críticas por parte de los jugadores.

El martes la eslovena Dalila Jakupovic tuvo que abandonar en pleno partido tras haber sufrido violentas crisis de tos en la pista. Y varios jugadores necesitaron inhaladores para aliviar los problemas respiratorios.

“Cuando más pienso en las condiciones en la que jugamos hace algunos días, más rabia me da”, escribió este jueves en Twitter el británico Liam Broady, afirmando que “muchos” jugadores habían tomado medicamentos contra el asma, cuando nunca antes habían sufrido esta enfermedad.

El miércoles, las tormentas que cayeron permitieron disipar los humos nocivos y las calificaciones continuaron el jueves sin incidentes.

La leyenda Roger Federer se quejó este sábado de los errores de comunicación en los últimos días por parte de la organización.

“Pienso que la comunicación es capital por parte de un torneo hacia la gente, los medios, los hinchas, los jugadores… Escuchamos que es peligroso estar fuera, que hay que dejar a los animales domésticos en el interior y cerrar las ventanas”, señaló el suizo.

“Nos llaman para ir a la pista y vemos la bruma y todo, se ve que no es aire bueno. ¿Dónde está el umbral para saber si jugamos o no?”, añadió.

Las estrellas del tenis no se vieron afectadas, efectuando la mayoría sus entrenamientos en el Rod Laver Arena con el techo cerrado. Y ninguna protestó por el hecho de que las calificaciones se desarrollaran en el exterior con un aire contaminado, algo que molestó a algunos de los participantes.

“¿Qué puedo hacer? Puedo ir a la oficina, hablar. Fui el primer día, el martes y el día siguiente, cuando la situación era peor. “Les dije: ‘Escuchen, pienso que la comunicación es capital para nosotros, para todo el mundo’. Hay que hacer más porque tengo la impresión de que no tenemos suficiente información”, dijo Federer.

Tsitsipas tosió ‘mucho’

“¿Debo ir a la pista y decir, ‘todo el mundo deja de jugar’? Lo puedo intentar, pero no creo que haga avanzar las cosas”, continuó.

Finalmente aplaudió el dispositivo para medir la calidad del aire: “Según lo que se dijo ayer en el consejo de jugadores, los Juegos Olímpicos y otras competiciones tienen el umbral de partículas finas en 300. El nuestro es de 200. Desde mi punto de vista creo que avanzamos hacia más seguridad”.

El patrón del Abierto de Australia, Craig Tiley, rechazó el jueves las críticas afirmando que la decisión de jugar había sido tomada tras consultas con expertos.

“Comprendemos el enfado. Hemos invitado a los jugadores a venir y vernos cuando quieran para hablar”, dijo a los periodistas.

El griego Stefanos Tsitsipas, número 6 mundial, declaró este sábado que tosió “mucho” y tenía problemas para respirar.

“Después de entrenar en una sala, me sentí muy mal los pulmones, tosía mucho, tuve problemas para respirar durante algunas horas. Me dije: ‘¿pero qué es esto?"”, dejó claro uno de los aspirantes al títulos.