Boca Juniors reclama. River Plate reclama. Los principales responsables del circo de la segunda final de la Copa Libertadores -que continúa y se ha multiplicado en las últimas horas luego de la decisión de la Conmebol de llevar el enfrentamiento por el título a suelo español- se desentienden y han anunciado, por separado, acciones legales y apelaciones. Una vergüenza.

Si ya era un papelón histórico por sí solo que el juego debiese ser trasladado al ‘Viejo Continente’, tomando en cuenta que el nombre del torneo habla de ‘Libertadores’ y no conquistadores, como varios hinchas lo hicieron notar en Redes Sociales tras la noticia, la victimización y prepotencia de los dos clubes trasandinos es mucho mayor y molesta.

Seamos claros, por amor al deporte y el fútbol, la final no merece ser disputada. Ya basta. No debería efectuarse ni en Sudamérica, ni en España. Ni siquiera en la luna, como dijo en tono irónico el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio.

Luego del escándalo del pasado sábado 24 de noviembre, donde fanáticos del club ‘millonario’ atacaron con piedras y palos el bus del rival, dejando a dos jugadores heridos, la Copa debería declarse desierta.

Era un momento único y una posibilidad histórica para dar una señal potente, para evitar que los barristas sigan haciendo de las suyas en los estadios sudamericanos. Una oportunidad inmejorable para sancionar a las mafias que quieren dominar nuestro fútbol…. pero es Boca, es River, es el fútbol argentino.

No tengo dudas que si hubiese al menos un equipo chileno involucrado el resultado del fallo habría sido completamente distinto. Es cierto que es una hipótesis y primero un club nacional tiene que mostrar nivel suficiente para instalarse en una final continental, pero otras resoluciones hacen pensar que así sería. Que el peso y el ‘lobby’ trasandino se impuso otra vez, como cuando estaba Grondona.

A Chile se le sanciona fácil. No olvidemos que nuestra selección fue obligada a jugar en Eliminatorias fuera del Nacional por cánticos racistas. Que Deportes Temuco fue sancionado en una serie que le había ganado de manera increíble a San Lorenzo. Que Colo Colo y Universidad de Chile sufrieron constantes multas en sus juegos de Libertadores.

Lo más seguro es que un club nacional -y probablemente de otro país sudamericano, menos Brasil y Argentina- hubiese sido declarado perdedor. Y molesta.

Molesta esa preferencia para algunos. Indigna esa ayuda desde las oficinas y escritorios para los que no la necesitan. ¿Se equivocaron? Tienen que pagar. No hay otra fórmula. Ahora River y Boca se van a España, a jugar a una de los escenarios míticos del balompié Mundial. ¿Un castigo? No, insisto, una vergüenza.