¿Que la FIFA le ha cargado un poco la mano a Chile? Puede ser, si revisamos que pese a llevar varias multas, otros países no han visto afectadas sus localías. ¿Que lo mismo pasa en otros lados? También tiene asidero, viendo lo ocurrido en varios duelos de visita de la ‘Roja’. Pero el dato concreto es que, nuevamente, la selección chilena recibió una sanción por el comportamiento de sus hinchas, que le impedirá hacer de local en el Estadio Nacional hasta el final de las Clasificatorias a Rusia 2018.

Ese es el escenario, guste o no. No va a cambiar, aunque se ‘patalee’ con que otros lo hacen, que es parte ‘del folcklore’ del fútbol u otras cosas que he escuchado en estos días. La FIFA decidió emprender ese camino y por ahora amenaza con hacerlo con dureza, por más que sea entre otras cosas por la ‘imitación’ de un grito tan ridículo y torpe como el ‘Puto"(¿han visto algún arquero sentirse intimidado por eso?), que realizan los fanáticos contra los arqueros rivales.

Pero ¿cómo cambiar la actitud del público? Ese es el punto más complejo del problema, justo cuando en nuestro país estamos viviendo un momento donde se discute el trato discriminatorio que parte de la sociedad tiene con inmigrantes, minorías sexuales y varios grupos más. El problema es profundo y el fútbol aparece como un escenario más donde se hace visible.

Claro está que el principal motor de cambio es la educación, tanto entre los adultos como en los niños. Pero es un proceso (necesario) que es a largo plazo, demanda mucho tiempo para evitar nuevos castigos. Por eso, la tarea es que el público entienda que hay castigos y que los principales perjudicados terminarán siendo ellos, porque no sería extraño que de mantenerse la conducta veamos como la selección juega sin público.

El desafío está planteado y es el público (no los jugadores, dirigentes o prensa) el que tiene la decisión en sus manos. Puede seguir creyendo que en el fútbol todo vale y que tiene derecho a bramar lo que se le ocurra. O entender que hay un escenario nuevo, con reglas y castigos. Yo prefiero creer que optarán por lo segundo, porque sino tendrán que aprender por las buenas o las malas.