Sobrepasada hasta las lágrimas. Alaila Everett, la atleta que agredió con un testimonio a una rival en plena competencia de relevos universitaria en Estados Unidos, rompió el silencio y explicó llorando que lo ocurrido fue un accidente.

Pese a que las imágenes complican su versión, Everett habló con el sitio Wavy.com y aseguró -visiblemente afectada- que “sé cuáles son mis intenciones y nunca golpearía a alguien a propósito”.

“Están asumiendo mi personaje, llamándome ‘guetista’ y con insultos racistas, amenazas de muerte… todo esto por un video de nueve segundos”, lamentó.

Al repasar lo ocurrido esa polémica jornada, en la que la agredida Kaelen Tucker terminó con conmoción cerebral, Everett explicó que “después de impactar con ella un par de veces, mi bastón se quedó atascado detrás de su espalda de esta manera y se le subió por la espalda. Perdí el equilibrio y, cuando volví a mover los brazos, ella recibió el golpe”.

La madre de Everett también se refirió a lo ocurrido: “No tuve que ver un primer video, un segundo video o un décimo video. Sé al 100 por ciento que ella nunca le haría eso a nadie”, afirmó.

Del otro lado, la madre de Tucker no ocultó su molestia y aseveró al portal del WSET que nadie vino a ver cómo estaba su hija ni a disculparse. “Ninguna disculpa. Ningún entrenador. Ningún atleta. Nada. Incluso si fue un accidente, que no creo que lo haya sido… nada”, expresó.

Everett dijo que ella sí intentó comunicarse con Tucker, pero que fue bloqueada en las redes sociales. Según Wavy.com, la familia de Everett recibió documentos judiciales porque los Tucker quieren una “orden de protección”.

“Todos tenemos sentimientos, así que estás herido físicamente, pero no estás pensando en mi salud mental”, cerró Everett. Su acción, además, significó la desclasificación de su equipo, la secundaria Norcom.