El documental “The Last Dance” dejó grandes historias y anécdotas que vivió la estrella del básquetbol, Michael Jordan, durante su carrera. Sin embargo, hay una que no se menciona en la pieza audiovisual.

Hablamos de una situación que ocurrió en la niñez del exjugador, y que posteriormente le generó un trauma que aún le cuesta enfrentar.

Cuando Jordan tenía 7 años, un amigo murió arrastrado por una ola cuando los jugaban en la playa. Desde ese momento el deportista le tuvo fobia al agua.

“Fui a nadar con un buen amigo. Estábamos jugando con las olas cuando vino una enorme que lo arrastró. Él me agarró. Fue una presa muy fuerte, la llaman la presa de la muerte. La forma en la que agarra alguien que va a morir… Casi tuve que romperle la mano porque me iba a arrastrar con él. Murió y no me meto en el agua desde entonces”, reveló en una entrevista con la revista Playboy en 1992.

Tras aquella traumática experiencia, el ganador de seis anillos de la NBA no se lleva bien con el agua. De hecho, no se sube a barcos pequeños y en los grandes no se quita su chaleco salvavidas.

“No me subo a un barco sin chaleco salvavidas. Ni me subo a barcos pequeños, tiene que ser uno grande. No me llevo bien con el agua”, señaló.

“Todo el mundo tiene alguna fobia, la mía es que no me gusta nada el agua”, cerró.

Más allá del trágico accidente de la que fue protagonista, Michael vivió otro episodio similar años después en una piscina, cuando participaba de un campus de béisbol.

Debido a estas experiencias, a Jordan no se le vio dentro de una pileta y si lo hacía, solo era en ocasiones extraordinarias.

Por ejemplo cuando sufrió una grave lesión en su segunda temporada en la NBA y tuvo que utilizar el agua como instrumento de rehabilitación.