La semana pasada, la historia de una joven de 23 años se hizo conocida en todo el país. Ella tiene un sueño claro: aspirar a ser la mujer más rápida de Chile.

¿Su nombre? Ignacia Livingstone, y está a 100 metros y 13 segundos de convertirse en la primera atleta transexual federada de nuestro país.

“Yo siempre he entrenado por mi cuenta. Desde chica hago mis rutinas y en base a eso pregunté en la Católica donde me dijeron que no había problema en que entrara pero tenía que dar la marca (Tiene que bajar de 13 segundos en los 100 metros), y con los exámenes correspondientes de mi tratamiento hormonal. En el Club Atlético Santiago me dijeron que no porque los apoderados no estaban de acuerdo, y los profesores sí”, dijo en conversación con BioBioChile.

Como si se tratara de una coincidencia, la historia de Ignacia sale a la luz justo cuando el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) se encuentra estudiando uno de los casos más complejos en la historia del atletismo (la resolución de su caso se conocerá el 26 de marzo): hablamos de la campeona olímpica sudafricana Caster Semenya.

Semenya es una mujer y como tal compite en las pruebas de atletismo en la categoría femenina. Sin embargo, durante años ha tenido que soportar críticas respecto a su género, debido a su intersexualidad (variación por la cual un individuo presenta discrepancia entre su sexo cromosómico y sus órganos genitales, poseyendo por tanto características genéticas y fenotípicas propias de varón y de mujer).

Resulta que la sudafricana sufre de una anomalía genética llamada hiperandrogénica, que hace que su cuerpo produzca mucha más testosterona de lo que habitualmente posee una mujer.

Esto le proporciona más hemoglobina, que se traduce en mayor resistencia y una musculatura más fuerte, igual a mayor velocidad.

La federación internacional de atletismo (IAAF) dice que la razón de su superioridad respecto a otras mujeres radica en esa anomalía, y ha decidido imponer una regla: Semenya, y las que como ella produzcan más testosterona de lo normal en las mujeres, deberán tomar estrógenos para reducir la producción endógena de testosterona a niveles llamados femeninos.

Harold Cunningham I Agence France Presse
Harold Cunningham I Agence France Presse

Esto quiere decir que las atletas transexuales e intersexuales deberán someterse a una terapia hormonal para tener un nivel de testosterona inferior a 10 nanomoles por litro de sangre, un rango que puede producir de manera natural una mujer biológica.

Obviamente la atleta se negó a esta medida generándose un debate que puede cambiar la visión que se tiene hasta ahora sobre el atletismo.

¿Es justo que transexuales e intersexuales compitan contra mujeres?

Sin embargo, este debate trasciende lo netamente deportivo y plantea más bien una interrogante social: ¿Es justo que transexuales e intersexuales compitan contra mujeres?

Hay que dejar en claro que con este tipo de terapia las trans no estarían gozando de ventaja física. Pero la crítica persiste.

“Soy de los primeros en luchar por la inclusión, aunque esto no se trata de incluir o excluir. Justamente han existido casos a nivel del atletismo profesional, donde uno de los casos más emblemáticos es el de Semenya, la sudafricana campeona olímpica y mundial. Ella tuvo más problemas a nivel social y mediático que los que la IAAF le puso”, señaló el exatleta nacional Sebastián Keitel.

El hoy diputado aclaró que “con la IAAF, regularizado el tema, a pesar de eso, aún cuando bajen el nivel de la testosterona, habrá gente que aplauda y otras que critiquen”.

Ahora, respecto al caso de Ignacia, quien inició su terapia a los 21 años, el exvelocista aclaró que “mi base es que hombre o mujer pueda hacer deporte. Ignacia es mujer y tiene los mismos derechos que otras personas”.

Sin embargo, la atleta nacional tiene una dura tarea que pasar. Para ingresar a la Católica, tiene que bajar de 13 segundos en los 100 metros. Algo difícil, pero no imposible.

“Es bastante difícil, pero se puede hacer. A mí me dijeron que nunca iba a llegar a ningún lado y lo logré. Ella tiene que entender que lo imposible no existe y que a la larga tiene que seguir esforzándose. Si en algo la puedo ayudar yo feliz. Aunque esto pasa por reglas internacionales según los deportes”, enfatizó Keitel.

Opinión similar es la que tiene la velocista nacional Fernanda Mackenna, quien comentó que mientas Ignacia “cumpla con ese requisito que es el mismo que le piden a Caster Semenya sería legal poder competir”.

Además, aclaró que en el entorno del atletismo chileno “por lo menos no he escuchado críticas, ya que aún no ha pasado nada”.

Por otro lado, Ignacia se refirió al mediático caso de Semenya y sentenció que si este caso logra regularizarse, las críticas seguirán.

“Es difícil ser trans en Chile, porque discriminan harto. A medida que te vayas haciendo más conocida, la gente va a hablar más y más. Si por ejemplo quedara en la Católica y entregara los exámenes que necesito para poder competir y ganara, obviamente hablarían mal”, cerró.