La búsqueda de nuevas oportunidades para seguir creciendo en la natación fue lo que llevó a la deportista paralímpica, Macarena Quero Gutiérrez, a tomar la decisión de radicarse en Sao Paulo, Brasil.

Desde aquel entonces ya han pasado dos años. Período en el que la penquista ha podido brillar con luz propia y sacar excelentes conclusiones.

Primeros pasos

Macarena Quero nació en Concepción, pero se crió en Angol, una localidad que se encuentra a 146 kilómetros de la capital del Bío Bío. Nació sin su mano izquierda debido al Síndrome de Poland, una extraña enfermedad de carácter congénita que afecta el desarrollo muscular y que se da en una de cada mil personas.

“Todo el mundo cree que es la mano no más, pero tengo problemas en todo el lado izquierdo. Por ejemplo, no tengo pectoral mayor, no tengo la mano, tengo una displasia de cadera, problemas respiratorios, todo asociados al mismo síndrome”, partió aclarando la penquista.

¿Por qué a mí?, sería la pregunta que cualquiera podría realizar estando en su lugar. Sin embargo, Macarena rápidamente dio vuelta la página y asumió que su condición física no tenía por qué ser un problema o impedimento para el desarrollo de su vida.

Fue así como, y sin la intención de querer doblarle la mano al destino, se encontró con la disciplina que la ha acompañado todos estos años y que se ha convertido en su gran pasión: la natación.

“Empecé a nadar a los cuatro años por un curso de natación que se les daba como beneficios a los hijos de trabajadores en la empresa donde trabajaba mi papá”, recordó la chilena.

De seguro a esa edad tenía bien poca claridad de lo que hacía. No obstante, dotes debe haber mostrado en dichos cursos para que sus padres y cercanos la incentivaran a seguir adelante.

Con el pasar de los años sus primeras competencias no tardaron en llegar. Uno que otro campeonato local y regional hizo que la “Maca” fuera perfilándose en lo que un día partió como un hobbie de verano.

Mario Dávila / IND / Archivo Agencia UNO
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Los estudios: un complemento

Con tan solo 14 años, y en vez de estar haciendo la vida que llevan todas las niñas de su edad, ella decidió dividirse entre Angol y su natal Concepción. Se mantuvo durante toda la media estudiando en la tranquila en la semana y viajando los fines de semana hasta la capital para entrenar.

Tras esto, y con el puntaje en mano, Quero decidió emigrar totalmente de su casa para ingresar a estudiar Pedagogía en Educación Física en la Universidad de Concepción.

Una vez dentro, la nadadora consiguió la manera de congeniar sus estudios y su pasión. Es por esto que a nadie le sorprendió que, mientras aún era parte de la casa de estudios, la oportunidad para poner a prueba su talento en un campeonato mundial llegó.

“Mientras estuve en la Universidad pude ir a Beijing 2008, un Panamericano de Guadalajara en 2011 y algunos Panamericanos Juveniles en 2009. También busqué la clasificación a Londres 2012 pero no lo conseguí, en ese entonces estaba en el último año de universidad”, afirmó.

Si bien este último torneo no tuvo el resultado esperado, Macarena no decayó. Fue así como ya egresada de su carrera y con muchísima más experiencia encontró una nueva oportunidad: el Parasuramericano de Santiago 2014.

Mario Dávila / IND / Archivo Agencia UNO
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Su consagración en el deporte

Para aquel entonces la meta estaba clara: subirse al podio y cosechar los frutos de años de esfuerzo. Y así nomas fue.

Y es que la chilena no solo sumó una medalla de oro y tres de plata, sino que también se consagró como la gran figura de la natación paralímpica de la cita que se disputó por en el Centro Acuático del Estadio Nacional.

“Era una competencia súper reñida porque éramos 4 de las 8 que estábamos con la misma marca, así que cualquiera que cometiera un error, o se fatigara antes, iba a quedar atrás”, rememoró la nacional.

Tras su buena actuación decidió radicarse en Santiago para continuar entrenando, donde por cierto las cosas no salieron como lo planeado. Problemas personales fueron in crescendo y la obligaron a tomar una decisión: buscar nuevas alternativas para continuar con su sueño o bien despedirse para siempre de él.

Afortunadamente para nosotros, y gracias a la ayuda de un buen amigo suyo, ella conoció a Felipe Domínguez, su actual entrenador, quien no permitió que tirara por la borda todos los años de sacrificio y le planteó la idea de continuar este camino pero en Brasil.

De eso ya van dos años. Tiempo en el que si bien han habido altos y bajos, no han doblegado a esta deportista que de momento solo piensa en representar a Chile en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

“Este país me ha tratado súper bien. He tenido el apoyo de clínicas que han hecho mi estadía mucho más fácil aquí en relación a mi recuperación. Aquí tengo las puertas abiertas a todas las piscinas para poder entrenar. Es un país que en general ayuda y apoya bastante al deporte porque tiene una cultura diferente a la de nosotros”, sentenció.

Macarena Quero | Facebook
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