Después de la Segunda Guerra Mundial dos ciclistas se transformaron en los símbolos de las dos Italias que en ese tiempo se erigían. Se trata de la leyenda Gino Bartali y de su eterno contrincante Fausto Coppi, quienes representaron en su momento a la Italia de derecha y la de la izquierda.

El país vivía en la etapa de la guerra fría y se encontraba dividida entra la iglesia y el comunismo. Ese ambiente político contribuyó a que estos dos colosos del deporte se enfrentaran una y otra vez en una verdadera ‘guerra’. O eras del bando de Bartali o de Coppi, no había lugar para las neutralidades. Debías elegir, ya que la indecisión era catalogada como un ideal imposible.

Por un lado estaba Gino. Un ferviente católico, de origen humilde y de profundas convicciones. Era un hombre de familia quien se casó con la novia de toda su vida. Respondía perfectamente a los sectores más conservadores de Italia.

La Segunda Guerra Mundial dejó a nuestro corredor sin los años que pudieron haber aumentado su palmarés, aunque durante ese tiempo nadie se imaginó el papel que Bartali jugaría en la historia.

Lee también: Gino Bartali: El héroe italiano que salvó vidas gracias al secreto que escondía en su bicicleta

Mientras entrenaba, el deportista se dedicó a recorrer las carreteras italianas llevando un correo bastante particular: entregar documentos y pasaportes destinados a los judíos que eran perseguidos por los alemanes.

Gino Bartali

STF / AFP FILES / AFP
STF / AFP FILES / AFP

Por otro lado estaba Coppi, quien era más joven y moderno que Bartali. Su vida privada era digna de la farándula actual. Por ejemplo, al terminar una carrera, el ciclista corrió a entregarle un ramo de flores a una mujer casada con la que mantenía un amorío. La hacía llamar la “Dama Blanca”.

A diferencia del ‘monje volador’, Coppi admitía públicamente su laicismo, cualidades que lo convertían en el símbolo perfecto para los comunistas.

Fausto Coppi

STAFF / AFP
STAFF / AFP

Tras la Segunda Guerra Mundial esta especie de ‘rivalidad’ se tomó todas las portadas en Italia. “Mejor que peleen ellos dos a que lo hagamos millones de italianos”, decía la gente.

Si bien sentían presión por todos lados, tanto Coppi como Bartali no alimentaban aquel enfrentamiento, aunque tampoco lo rechazaban. Disfrutaron del papel que les entregó la sociedad y se dedicaban a darlo todo de manera deportiva en cada carrera que disputaban.

Por ejemplo conquistaron dos Tour cada uno y cinco Giro de Italia, entre otros logros.

Tour de 1952

Pero el Tour de 1952 sería testigo de una de las postales más significativas entre estos dos deportistas, la cual sigue abierta al debate en la actualidad.

Coppi llegaba a la carrera en su apogeo, mientras que los días de Bartali, con 38 años, ya habían pasado. Sin embargo, la edad no fue impedimento para que el ‘monje’ volador plantara sus términos en la primera gran etapa de la montaña, la cual terminaba en el Alpe D`Huez.

En la subida al Galibier ambos ciclistas se quedaron solos. El cansancio comienza a hacer efecto y los deportistas se retuercen sobre sus bicicletas. El calor es sofocante y las piernas de Coppi tiran a un Bartali que torcía su rostro buscando un poco de sombra.

De pronto, los dos quedan unidos por una simple botella de agua. Como en cualquier competición, la sed está presente y uno de los competidores le cede una bebida a su contrincante para aplacar los efectos del cansancio.

Sin embargo, como se trataba de Bartali y Coppi, aquel gesto significó todo un acontecimiento para Italia. El fotógrafo Carlo Martini fue el único que pudo inmortalizar el momento y al día siguiente, en la ‘Gazzeta dello Sport’, la portada conmociona a todo el país.

La polémica imagen que hasta hoy da para debate

Gino Bartali y Fausto Coppi

Los dos dioses del ciclismo, enemigos mortales, habían demostrado un poco de humanidad.

Como es de costumbre, inmediatamente el país se enfrascó en un absurdo debate sobre quien fue el que cedió la botella al otro. El asunto era discutir. Para algunos Bartali era el generoso, mientras que para otros Coppi era el caritativo. Toda opinión dependía del tinte político o religioso que lo representaba.

Era la realidad de un país que era capaz, en esos tiempos, de convertir un hermoso gesto deportivo en un asunto de vida o muerte.

Los seguidores de Coppi argumentaban que en su bicicleta no había botella alguna de agua, por lo que el del gesto había sido el. Por otro lado, los fanáticos de Bartali señalaban que si su bicicleta cargaba agua, para que necesitaba otra botella.

Pasaron los días y los dos ciclistas recién asimilaron el tremendo revuelo que había ocasionado la imagen. Inmediatamente ambos se adjudican orgullosamente el gesto y el fotógrafo se niega a desvelar el secreto. ¿Quién había entregado la botella?

Como si fuese poco, Carlo Martini gana el premio a la fotografía deportiva del año y se transforma en toda una celebridad.

Pasaron los años y ninguno de los protagonistas quiso confesar la verdad acerca de la polémica botella. En 1960, Coppi fallece a los 40 años producto de una malaria contraída en una competición en Burkina Faso.

Bartali, presente en el funeral y conmovido por el dolor decide no referirse más a la polémica fotografía. Sin embargo, el debate aún continúa, ya que Martini asegura que poco después que la imagen fue una sugerencia que él le hizo a los dos ciclistas y que estos accedieron.

Como era de esperar el público no se creyó la teoría y continuó con la discusión sobre cual de las dos mitades del país le dio de beber a la otra.

Han pasado 65 años e Italia continúa en su ‘pequeña guerra civil’ entre Bartali y Coppi.