Tras la muerte de Fidel Castro, comienza el análisis y revisión de su trayectoria en distintos ámbitos, siendo uno de ellos, el deportivo. Y es que su influencia no sólo estuvo en la política de su país, sino que también lo hizo en el ámbito del deporte, impulsando disciplinas olímpicas, así como también el beisbol, debido a su pasión por este deporte.

Si nos remitimos a los resultados, estos indican que desde 1959, Cuba mantuvo un crecimiento deportivo exponencial y su punto culminante fueron los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, alcanzando el 5° lugar a nivel mundial con 14 medallas doradas, 6 de plata y 11 de bronce. Sólo quedó detrás de potencias mundiales como Estados Unidos, Alemania o China.

Sin embargo, tras la desaparición de la Unión Soviética (su principal socio comercial), Cuba comenzó a vivir una restricción en los ingresos que repercutió en todos los sectores de la sociedad y que en lo deportivo también afectó. Por ejemplo, se ubicó en el lugar 28 del medallero olímpico en Beijing 2008. En Londres 2012 tuvieron un ascenso que los ubicó en el lugar 16 y en la última cita olímpica de Río, se posicionaron en el lugar 18.

A pesar de aquello, la isla sigue siendo la principal potencia latinoamericana en citas olímpicas. Durante el periodo donde Castro estuvo relacionado con el poder, Cuba obtuvo un total de 77 medallas doradas, 65 de plata y 71 de bronce.

El beisbol también dio un gran salto durante la era de Castro, pues la selección tuvo importantes participaciones en esta disciplina. Le dio una gran satisfacción cuando, en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, los cubanos se impusieron a los dominantes de esta rama, Estados Unidos, colgándose la medalla de oro y rezagando al rival al segundo lugar del podio.

También Fidel se acercó al boxeo. Era 1996 y Cuba estaba viviendo una de las peores fases de lo que se denominó el “periodo especial”, donde a pesar de tener algunos de los médicos más calificados del mundo, estaba sufriendo de falta de medicinas. Por esa razón la Cruz Roja Internacional organizó un viaje humanitario a la isla y eligió a Muhammad Alí para liderar la delegación.

Recordada es la frase que Castro le dijo al excampeón: “Golpéame aquí, dale”, le expresó Fidel señalándose la cara.

En términos personales, conocida es la relación de Castro con el exastro del fútbol mundial Diego Maradona. Un vínculo que llegó a su punto más fuerte en el año 2000, cuando Maradona al borde de la muerte por sus problemas con las drogas, necesitaba internación para poder rehabilitarse. Fue ahí cuando Castro intervino y puso a disposición una clínica cubana de excelencia: “La Pradera”.

Alabado o criticado, en términos deportivos sin duda alguna la llegada al poder Fidel Castro revolucionó el deporte en Cuba y cambió su historia para siempre.