A la mitad del Mundial de Chile 1962, el técnico nacional Fernando Riera recibió una inesperada carta desde la cárcel luego de vencer al "cerrojo" de Suiza.

Hace 60 años, el país se revolucionaba con el Mundial de Chile 1962, el evento deportivo más importante realizado hasta ahora en suelo nacional.

Organizar el certamen no fue tarea fácil y, disputarlo, mucho peor. Si bien La Roja tenía una sólida base y la plena confianza del técnico Fernando Riera, los rivales que entregó el sorteo de la fase grupal hacían prever una difícil tarea.

“El Cerrojo” de Suiza sería el primer escollo para el ‘equipo de todos’, seguido por la temible Italia del “Catenaccio” y la siempre candidata Alemania Federal.

Pero, ante los pronósticos internacionales, Chile se impuso en sus dos primeros desafíos, acrecentando aun más los ánimos futboleros que ya reinaban en el país en la previa del torneo.

Ante los helvéticos, La Roja supo reponerse de la tempranera desventaja y, gracias al doblete de Leonel Sánchez y el tanto de Jaime Ramírez, de impuso 3-1.

En la segunda fecha, el turno era Italia. El siempre pragmático elenco de la ‘Azzurra’ se encargó de caldear los ánimos y el Estadio Nacional fue escenario del partido más violento en la historia de los mundiales.

La “Batalla de Santiago” fue destacada -para mal- incluso por FIFA, y el 2-0 a favor de La Roja (con otro tanto de Jaime Ramírez y uno de Jorge Toro), fue una dura bofetada para los italianos.

Expertos en cerrojos

Pero por contraparte, Chile era una fiesta. Los dos triunfos iniciales motivaron aun más a los hinchas y el cariño hacia Fernando Riera y sus dirigidos afloraba por montones.

Prueba de ello fueron el sinfín de telegramas que el DT recibió durante esos días, aunque uno de ellos llamó más su atención.

Según recordó hace unos años La Tercera, entre la correspondencia destinada a Riera llegó una enviada desde la cárcel de Valparaíso.

Asombrados por los tres goles que Chile le anotó al “cerrojo suizo” en el debut, un grupo de convictos felicitó a La Roja y les pidió una ayuda.

“Felicitaciones Selección Chile. Queremos consejo para abrir cerrojo”, indicaba el telegrama dirigido desde el puerto.

Si bien ningún jugador se animó a abrir las cerraduras de la prisión porteña, sí lo hicieron ante Lev Yashin y la Unión Soviética en cuartos de final, extendiendo la aventura de La Roja en el torneo que acabó con el histórico tercer lugar.