El primer Mundial de fútbol, efectuado en Uruguay, marcó un precedente para el balompié a nivel global. Muchos detalles desconocidos abarcan la cita planetaria y, uno de ellos, fueron los uniformes.

Si bien fue en 1890, cuando la mayoría de los clubes se volvió profesional en el Reino Unido, que por primera vez fueron los clubes -y no los jugadores- los que compraron sus camisetas, ver a los combinados nacionales vistiendo la misma vestimenta llamó la atención de los fanáticos.

Uno de ellos fue Esteban Catalán, autor de “El gran libro de las camisetas de los mundiales” (Editorial Planeta), trabajo que reúne más de 870 uniformes que revelan las anécdotas nunca antes contadas del fútbol, los enfrentamientos políticos que han sido llevados a la cancha y las historias ocultas de los Mundiales, eventos que a fines del siglo pasado se transformaron en los mayores espectáculos deportivos del planeta.

Según Catalán, la idea surgió “luego de varios años, primero como un juego. El libro es una idea de unos años atrás, cuando Francisco Ruiz tenía un blog en que dibujaba camisetas de fútbol con un detalle fuera de lo común. A mí me interesaba cómo iban cambiando los colores y los símbolos de las camisetas con el tiempo”.

“Puedes ver la identidad de la Unión Soviética, por ejemplo, a través de su uniforme, o la aparición de la publicidad en los 80 o el águila nazi en camisetas antiguas de Alemania. Se puede contar la historia del siglo XX así”, añadió el autor.

Consultado por qué encontrará el lector en este libro, el autor aseguró que “en este libro cada camiseta sumerge a los lectores en las memorias y los colores que configuran la identidad de las naciones y sus hinchas. Una obra de culto para todas las edades, con un lenguaje visual ilustrado que recopila imágenes inéditas que todo adicto al fútbol querrá conocer”.

Sobre los uniformes de Chile que aparecen en el texto, Catalán sostuvo que “la mayoría de la gente me dice que le gusta la camiseta de la selección en 1998, de Reebok. Me imagino que por el recuerdo de un Mundial con Salas y Zamorano, porque no era un diseño especialmente bien logrado”.

“En el libro están todas las que ha usado Chile en un Mundial, incluyendo la de 1930, que era blanca. La selección venía de jugar de celeste en 1928, con un cóndor negro en el pecho. Recién en los cuarenta empezó a jugar de rojo”, detalló el autor.