El caso de la partida de Sergio Santos suma un nuevo capítulo, luego de la acusación de Audax Italiano de un actuar desleal por parte del representante del jugador, Fernando Felicevich.

“El representante es el que está actuando de mala fe y obrando mal” dijo el presidente de Audax Italiano, Lorenzo Antillo, debido a que priorizó la oferta del Philadelphia Union de la MLS estadoundense, presentada por Felicevich, por sobre la que habían conseguido desde el cuadro verde, que llevaría al delantero a Necaxa de México. Una negociación que implicaría un dinero menor para el equipo de La Florida, según reconoció el directivo.

Pero ahora fue el propio Santos el que pasó a la ofensiva y arremetió contra la dirigencia audina. En diálogo con El Mercurio, indicó que su decisión de partir a Estados Unidos “es pensando en mi familia, en mi hija que va a nacer”, para luego asegurar que “en Audax estuve cuatro años ganando 500 lucas… Mis representantes me sacaron de una pensión y me llevaron a una casa. Ahí pude vivir y alimentarme mejor. Pude tener un alivio económico, que me sirvió para concentrarme solo en el fútbol. Antes vivía en la pensión; fue feo, no pude tener a mi familia acá. Aguanté y aguanté”.

“Hace unos meses, de Audax se acercaron con una propuesta. No la encontré buena, porque después de cuatro años ganando 500 lucas ningún extranjero aceptaría eso, pero como amo al club, renové. Hasta que apareció Philadelphia Union, de la MLS” agregó, aclarando que “nunca pensé en irme a México. La oferta de Estados Unidos es más del doble”.

Santos fue más allá y reveló que “antes, me habían llamado de Bahía, de Estudiantes de La Plata, pero seguí por respeto. Cuando renové, se fijó una cláusula de 500 mil dólares para que Audax recibiera algo. No tienen por qué decir cosas que no corresponden. Otro jugador no renovaba, quedaba libre a fin de año, se iba y Audax no recibía nada“.

Por último, el brasileño insistió que “con esas 500 lucas pagaba la pensión, que valía $230 mil… Imagina. Aguanté por cariño al club y porque tenía que mostrarme. Y marqué diferencias. Me acercaba a conversar y no quedábamos en nada. Su política fue esperar hasta el final. Si decía algo más, me congelaban, no me dejaban jugar”, concluyendo al expresar su molestia por las declaraciones de Antillo, ya que “los hinchas no saben lo que sucede, hablan y creen que uno se va por la plata o de mala leche“.