Llegar a lo más alto del deporte de alto rendimiento es un sueño y la sensación que llegan a tener solo los que están en esa etapa sin dudas recordaran ese momento por siempre que inmortalizará su nombre en la gloria del deporte. Pero para llegar hasta a la cumbre del alto rendimiento hay que pasar una serie de barreras físicas y psicológicas. Un calvario que pueden hacer dudar hasta el más grandioso de los deportistas.

Hace algunos días, el basquetbolista Kevin Love, ganador de un anillo de la NBA con los Cleveland Cavaliers, reconoció que confesó haber sufrido una crisis de pánico en la previa de un encuentro momento en el que se fue corriendo hacia camarines. “Mi corazón empezaba a latir más de lo normal. Me estaba volviendo loco, era como si mi cuerpo estuviera tratando de decirme estás a punto de morir. Corrí hacia el vestuario y terminé tirado en el suelo del vestuario tratando de obtener suficiente aire para respirar”, fueron solo algunas de las anécdotas que relató.

Pero ahora salió a la luz un caso similar. Se trata del defensa alemán Per Mertesacker, que fue compañero de Alexis Sánchez cuando este militaba en el Arsenal.

El zaguero confesó al medio germano Der Spiegel que está perdiendo las ganas de jugar y que la alta presión de los hinchas le está provocando problemas de salud. “Mi estómago se revuelve como si tuviera que vomitar, y luego tengo que asfixiarme hasta que mis ojos se llenan de lágrimas. Siempre volvía la cabeza hacia un lado, la barbilla hacia los hombros, para que nadie notara nada”, comentó el jugador de los ‘Gunners’.

De hecho, Mertesacker agregó que “ahora mismo en el Arsenal prefiero estar sentado en el banquillo y más incluso en la grada. Debido a la presión y a las expectativas que tiene la gente vomito antes de los partidos o tengo diarrea. Es como simbólicamente mi cuerpo dijera ‘esto es vomitivo"”.

Entre otras anécdotas que entregó el defensa está el momento en que “una vez tragué tan fuerte la bilis que los ojos me lloraban”.

De hecho, también habló del Mundial de Alemania 2006 donde quedaron eliminados en semifinales a manos de Italia, que se coronó campeón ese año. “En el Mundial en casa me sentí decepcionado por nuestra eliminación en ‘semis’, claro, pero sobre todo me sentí aliviado. Pensé ‘ya está, por fin ha terminado todo"”.

Por último, el defensa alemán terminó la entrevista con una confesión que deja a cualquiera con los pelos de punta. “Cuando me retire, al fin seré libre… aunque no me arrepiento de haberme hecho futbolista profesional, a pesar de que vomite antes de cada partido y aunque tenga que hacer recuperación 20 veces”, dijo.