La Copa Libertadores suele regalar los momentos más emotivos del fútbol sudamericano. Los equipos juegan con las emociones al máximo y todos sueñan con levantar el ansiado trofeo. En las tribunas el espectáculo es mejor todavía, el colorido y la pasión que aportan las hinchadas no se vive en ningún otro lugar del mundo.

Aunque toda esta colorida fiesta queda en segundo plano cuando la violencia se toma los estadios. Hechos bochornosos han empañado la fiesta del fútbol y casos hay muchos.

El gas pimienta arrojado a los jugadores de River Plate en La Bombonera, la monumental pelea que protagonizaron Atlético Nacional y Rosario Central hace un par de años y el famoso caso del perro policial que le mordió el trasero al ‘Mono’ Navarro Montoya en las semifinales que disputaron Colo Colo frente a Boca Juniors, son sólo algunos casos de la larga lista de hechos violentos.

Esta nueva edición de la Copa Libertadores aún no define a todos los equipos clasificados a la fase de grupo. Sin embargo, ya vivió un bochornoso episodio en Bolivia. Jugaba el local Jorge Wilstermann frente a Oriente Petrolero cuando una bomba de estruendo explotó cerca del portero local, Arnaldo Giménez.

A pesar de encontrarse a algunos metros del artefacto, el arquero paraguayo terminó visiblemente afectado. Tras el impacto, quedó tendido en el suelo por largo tiempo hasta que llegó la atención médica. Para alivio de su equipo, el guaraní siguió jugando y fue clave para que Jorge Wilstermann avance a la siguiente fase del campeonato, donde enfrentarán por un cupo en la fase de grupos a Vasco Da Gama, rival que viene de dejar en el camino a Universidad de Concepción.

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