Imagina que en la última pelota del partido tu equipo se salva de perder milagrosamente. Imagina que en la jugada siguiente armas una contra letal que te puede llevar al liderato del torneo. Ahora imagina que el árbitro da por terminado el encuentro justo cuando la mesa está servida y hay olor a gol.

Puede sonar a tragedia, y justamente fue lo que vivió Villa Dálmine, equipo de la B Nacional argentina frente a Instituto de Córdoba. El encuentro iba empatado a 1-1 cuando el reloj marcaba los 90 + 4, córner a favor de Instituto que termina en un rechazo y se arma la contra para Dálmine, las gargantas ya se preparaban para el grito sagrado, pero el árbitro Julio Barraza, ante la sorpresa de todo el estadio, dio por terminado el encuentro desatando la polémica.

Como si el partido aún se estuviese jugando, todo el plantel de Villa Dálmine se abalanzó corriendo contra el árbitro, pidiendo una explicación que a esa altura ya no servía de nada. La policía tuvo que intervenir para separar a los jugadores, que no daban crédito a la insólita situación.

De esta forma, el ‘Violeta’ perdió la inmejorable oportunidad de quedar como puntero exclusivo de la B Nacional y con el punto conseguido alcanzó las 22 unidades, compartiendo el liderato junto a Juventud Unidad y Atlético Rafaela tras 12 fechas disputadas.

A pesar de ser el blanco de las críticas, la decisión del árbitro está amparada en el reglamento de la FIFA. Una vez terminado el tiempo de adición, el juez puede decretar el fin del partido a menos que haya un penal. Además queda a su facultad agregar más tiempo del estipulado.

El arbitro decreto 4 minutos de tiempo añadido, y al momento de producirse la contra el reloj marcaba los 4 minutos y 6 segundos ¿Habrá sido la decisión correcta?

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