Un grupo de hinchas rodea el bus donde viaja el Arsenal. Están bravos, más cerca de lo que los guardias de seguridad pueden permitir. Su equipo acaba de perder rotundamente ante el Crystal Palace por 3-0. Les gritan a los jugadores que se vayan, que no están en forma para jugar en uno de clubes más laureados de toda Inglaterra. Antes, en el estadio, aparecieron por enésima vez esta temporada los carteles con el ya icónico mensaje “Wenger out”, pidiendo por la salida del técnico que lleva 20 años a cargo del cuadro londinense.

El Arsenal ha vivido una temporada turbia. Otra más. Ya por febrero sus opciones de luchar por el título de la Premier League se habían derrumbado, el Bayern lo demolió en octavos de final de la Champions League y, en estos momentos, se está quedando fuera de Champions League por primera vez en 20 años, el logro con que Arsene Wenger se ha defendido a rajatabla y ha justificado campañas mediocres. Diego Latorre, el comentarista argentino, resume así el andar de los “Gunners”: “El Arsenal cada año juega peor”.

El equipo de Henry, que ganó una Premier sin perder un sólo partido y alcanzó una final de Champions, entre muchos otros logros, se ve muy lejano. Los títulos se fueron, pero también la competitividad. Los partidos ante los grandes, salvo una que otra excepción, siempre se pierden y los papelones ante equipos de segunda categoría no cesan. Tristemente, se han convertido en la burla del fútbol inglés.

Para recuperar el honor perdido, en las oficinas de la institución londinense se fragua una revolución millonaria. La dirigencia de los “gunners” dispone de 100 millones de libras (117,8 millones de euros) para gastar y confía en recaudar otros 100 vendiendo a algunas figuras de su plantilla.

El nombre de quién comandará la cruzada ya estaría definido. Muchos técnicos han sonado para tomar el banquillo londinense: Massimiliano Allegri, Diego Simeone, Thomas Tuchel y hasta Jorge Sampaoli han salido al ruedo. Pero la millonaria inversión se haría, a pesar del clamor desesperado de los fanáticos, bajo el mando de Arsene Wenger, quien renovaría su vínculo con la tienda londinense por dos años, según informa Daily Mail.

“Estoy decidido a revertir el mal momento”, afirmó el galo el último viernes en la rueda de prensa.

Eso sí, Wenger ya no sería la figura omnipotente que decide prácticamente todo lo que ocurre en el club del norte de Londres. Los dirigentes tienen pensando crear el cargo de director deportivo y tienen dos opciones para asumirlo. Uno es Marc Overmars, aquel extremo holandés que pasó por el Arsenal a principios de milenio, y el otro es Michel Zorc, el hombre a cargo de la construcción de los exitosos planteles que ha tenido el Borussia Dortmund en el último lustro.

Más allá de quién esté a cargo, la política de fichajes seguirá siendo la misma: contratar a jugadores jóvenes con proyección, pero no a cracks consagrados.

Los que se van

Mesut Ozil encabezaría el tropel que deja el club. Su renovación con el equipo asoma muy improbable. El alemán campeón del mundo, constantemente señalado por no estar a la altura de su cartel de estrella, apuntó esta semana a la falta de galones de su escuadra.

“Cuando ves nuestra plantilla, no es tan amplia como la del Bayern o la del Real Madrid. En Champions, esto no es suficiente, especialmente contra grandes equipos, porque tienen más amplitud en su plantilla. Creo que el club sabe que necesita fortalecerse, pero lo más importante es la opinión del entrenador. Él y el club tomarán la decisión”, expresó al Daily Mail.

No sería la única baja en el mediocampo. Jack Wilshere también emigraría. El “10” surgió hace ocho años como la gran promesa de la cantera del Arsenal. Su técnica exquisita y su visión de juego lo posicionaron como el metrónomo del equipo, el mariscal que los guiaría nuevamente al éxito. Pero, lesión tras lesión, su rendimiento se fue minando. Pasaba más tiempo en la enfermería que en la cancha. El Arsenal lo mando a préstamo al modesto Bournemouth a principios de esta temporada. En la costa sur del país de la rosa, sus destellos nuevamente se han visto opacados por problemas físicos.

En el Arsenal ya asumen que la historia de Wilshere será la del crack que no fue y planean desprenderse de él aprovechando su aún gran valor de mercado. Candidatos no van a faltar. Ya se rumorea que el West Ham pondría 20 millones en la mesa para quedarse con la carta del ex seleccionado inglés.

Alex-Oxlade Chamberlain es otro que asoma en la lista de prescindibles. Arsene Wenger insiste en que el polifacético futbolista de 23 años es importante, pero tras seis temporadas en el club aún no logra afianzarse en el once estelar. Liverpool y los dos grandes de Manchester aguardan atentos por su situación.

A ellos se sumaría Oliver Giroud. El centrodelantero nunca ha llenado el gusto de la grada y esta temporada ha perdido protagonismo. Wenger incluso ha optado por jugar con Alexis Sánchez como nueve de área teniendo al francés a plenitud. Buscaría su salida en verano, al igual que el arquero colombiano David Ospina, harto de no tener continuidad, y el español Lucas Pérez, que llegó a inicios de temporada y no ha convencido al “profesor”.

Los que podrían llegar

El Arsenal iría por, al menos, un arquero, dos laterales, un mediocampista, dos extremos y un delantero.

En la portería, Jordan Pickford, del Sunderland, y Jack Butland, del Stoke City, son las principales alternativas para competir con un Peter Cech que se acerca al ocaso de su carrera.

En el club no confían en lo que les puede dar el español Nacho Monreal en el lateral izquierdo. Y, Kieran Tierney, actualmente en el Celtic, es el jugador que interesa a Wenger. Su llegada, en todo caso, no se ve sencilla, pues el defensor de 19 años acaba de renovar su vínculo con el club escocés. Su compañero en “The Bhoys”, el delantero Moussa Dembelé, gusta mucho. El ariete a sus 20 años deslumbra con sus números (17 goles por liga) y media Europa suspira por él.

Para la posición de extremo el favorito es Wilfred Zaha. El jugador de 24 años, que registra una pobre estancia en el Manchester United, ha tenido una buena temporada con el Crystal Palace: 6 goles y 9 asistencias.

Las únicas figuras rutilantes que asoman en carpeta son el francés Alexandre Lacazzette, segundo goleador de la Ligue 1, y el del alemán Marco Reus, un futbolista con el que las lesiones no han tenido piedad.

El club quiere que la gran estrella del equipo siga siendo Alexis Sánchez. El delantero ha brillado con luces propias. Quiere pelear títulos y ofertas de grandes clubes europeos no le faltan. Y en el Arsenal lo tienen más que claro. A mediados de semana le ofrecieron un sueldo de 250 millones de pesos semanales, cifra de escándalo que lo convertiría no sólo en el jugador mejor pagado en la historia del Arsenal, sino que de toda la Premier League. Lo quieren retener a toda costa. El nuevo Arsenal se quiere construir con el chileno como estandarte.