Cuando se creía que sus mejores días ya habían pasado, el holandés Bas Dost
volvió de las sombras para exhibir su mejor versión enfundado con la camiseta del Sporting de Lisboa. Sin estridencias, pero con un pulso goleador implacable, se ha encumbrado entre los grandes.

El tanto con el que coronó la goleada del Sporting de Lisboa frente al Vitoria Setúbal el viernes pasado lo había puesto a tope en la carrera por la Bota de Oro, el premio que congratula al artillero más prolífico de Europa, pero Lionel Messi se matriculó con un doblete ayer ante Real Sociedad y anotó su gol 29. Con 28 goles a su haber supera a Robert Lewandowski, Luis Suárez y Cristiano Ronaldo, entre otros. Él, un desconocido, pelea por un trofeo reservado para la élite.

Das Bost se tomó la escena continental luego de un nefasto paso por Alemania. Sus cuatro años en territorio teutón hicieron pensar que era un delantero de rachas, de esos que no han tenido más de dos buenas temporadas en su carrera. Pero ahí está, demostrando lo contrario.

No es un delantero de florituras. Lo suyo es aprovechar su metro y noventa seis en el área. Vive de aguantar y rematar apenas ve el claro.

El peregrinar de Bost en el profesionalismo arrancó en un club de la segunda división holandesa: el FC Emmen. Pasó en la banca los primeros meses. En ese tiempo, una transferencia pudo haber cambiado su carrera: Tom Sainfiet, entrenador que tuvo en el Emmen, se lo quiso llevar al exótico fútbol finlandés para jugar en el Rovaniemi Palloseura. El fichaje estuvo a un tris de concretarse, pero Dost finalmente permaneció en Holanda y al poco tiempo se estrenó en las redes. Seis goles de los 23 que anotó el equipo en la temporada 2007/08 llevaron su firma.

De primera lo venían mirando y el Heracles se lo llevó. Allí el joven artillero empezó a labrarse un nombre. Sus 15 goles en la temporada 2009/10 lo pusieron en el escaparate. Los grandes pidieron precio por él. Ajax y Feyenord intentaron comprar su carta, pero fue el SC Heerenven el que se hizo con el ariete de moda en el país tulipán.

Su arribo al “Orgullo de Frisia” se vio salpicado por una polémica entre clubes. El Ajax reclamaba los derechos del futbolista y llevó el caso hasta la Real Federación de Fútbol de los Países Bajos. El ritmo goleador de Dost, sin embargo, no se vio empañado por esta reyerta de escritorios. Si en el Heracles mostró destellos, en el Heerenveen se afianzó como un goleador de sangre. Con 32 goles en su cuenta se erigió como el máximo artillero de la Erevidise 2011/12. Su ambición pasó a ser continental, había conquistado la liga de su país.

El Wolfsburgo, equipo alemán que no compite con el Bayern München, pero casi siempre pelea en la parte alta de la tabla, le abrió las puertas. Parecía un trampolín antes del salto definitivo. En los “Lobos” tuvo buenos momentos, como el doblete que le anotó al gigante bávaro o las cinco dianas que le endosó al Bayern Leverkusen, pero nunca pudo brillar con la energía de antaño. En sus cuatros años en la “Ciudad del Auto” anotó 36 goles en 85 encuentros oficiales, cifra pobre para un tipo que en sus tierras anotaba casi un gol por partido.

Dost quería volver a brillar. El papel de secundario no le asentaba. Alemania se le resistió, pero con apenas 27 años aún tenía mucho que dar. Ofertas no le faltaron y la que más lo sedujo fue la del Sporting de Lisboa, un grande de capa caída que desde hace años intenta recuperar el fulgor de épocas pasadas. El traspaso se concretó por diez millones de euros. La presión que se cernió sobre sus hombros era doble: reemplazar a Islam Slimani, el faro ofensivo del equipo, transferido al Leicester inglés y demostrar en cancha porque era el fichaje más caro en la historia del club.

Dost no se dejó intimidar. En su debut marcó en la goleada 3-0 de los “Leones” sobre el Moreirense. El primero de una temporada que está siendo pletórica.

Los 28 goles y tres asistencias del atacante mantienen al Sporting en el tercer escalafón de la liga portuguesa, a diez puntos del líder Benfica, pero al menos asegurando un cupo en competencia europea de cara a la próxima temporada. El equipo cada vez depende más de su aporte. Los últimos siete tantos de los lisboetas han llevado su firma y, además, ha originado el 61% del total de goles que ha marcado su escuadra.

Sus goles le valieron el cariño de la hinchada y del técnico, Jorge Jesús. El entrenador luso aseguró que Dost “está haciendo una temporada muy buena” y que su objetivo es que el jugador sea el goleador del torneo, algo que ya se da por hecho considerando la diferencia de diez goles que le sacó a Tiquinho, del Oporto.

“El hecho de que Bas Dost esté en la lucha por la Bota de Plata (mejor goleador de la Liga lusa) y por la Bota de Oro influye en mis decisiones, claro”, expresó el DT, agregando que él con el argentino Alan Ruiz conforman la mejor dupla ofensiva del país.

Su buen rendimiento le valió una convocatoria a la selección holandesa, en la que ya había estado, pero sin hacer sus galones: 12 partidos y un solo gol. Ahora, con la confianza renovada, espera tomar la posta de Robin Van Persie, máximo artillero de la “Naranja Mecánica”, en un proceso que parte desde cero tras la destitución del técnico Danny Blind.

Ofertas por él ya han llegado a las oficinas del Sporting. El club sabe que será difícil retenerlo. De hecho, en el último mercado invernal, la Superliga china tentó a Dost con un sueldo estratosférico, pero el goleador quiso mantenerse en Europa. Aún tenía mucho que demostrar. La jugada, hasta el momento, le ha salido de maravillas.