El Leicester dio un sonoro golpe a la cátedra en la temporada anterior. En una Liga en la que abundan los equipos de billetera pesada, fueron ellos, un cuadro acostumbrado a vestir de overol y sudar cada punto, los que se proclamaron campeones del fútbol de honor en Inglaterra.
Su gesta conmovió al mundo y lo llenó de una gloria inédita, sus jugadores fueron elevados a la categoría de cracks y los mejores equipos del mundo se pelearon por ellos. Por primera vez estaban entre la elite del fútbol. Pero el cuento de hadas ha estado dando un brusco giro en su trama: el equipo de Claudio Ranieri ha perdido el encanto en el balompié local en el nuevo campeonato. De hecho, más allá de su justa victoria frente al Manchester City del pasado sábado (4-2), su lucha actual es por mantener la categoría.
El registro del actual monarca habla por sí solo. Los foxes sumaban -hasta antes del pleito con los ‘Citizens’- solo 13 puntos en 14 jornadas, números que lo ubicaron como el campeón con peor arranque, dejando atrás el magro rendimiento de su predecesor, el Chelsea de José Mourinho, que en la temporada 2015/16 alcanzó 15 puntos en el mismo número de partidos.
La derrota ante Sunderland el fin de semana pasado, la séptima del torneo, instaló al equipo en plena batalla por escaparle al descenso, reviviendo viejos demonios que los hinchas del equipo azul pensaban extintos. Eso sí, el triunfo frente a los de Guardiola le dio algo de respiro al conjunto que se inspiraba en las pizza, que, de todos modos, sigue cerca de la ‘zona roja’.
“El éxito de la pasada temporada ya fue, tenemos que reaccionar. Es otro año y hay que hacer mucho más”, ha afirmado el técnico Ranieri.
Símbolo del presente del equipo es Jamie Vardy. El delantero que aportilló porterías rivales sin distinción la temporada pasada, el goleador que con 24 goles allanó el camino al título, lleva apenas cinco dianas (gracias al triplete frente al City). La conexión con el habilidoso argelino Riyad Mahrez parece perdida.
“Por supuesto que (Vardy) no está contento. Nadie en el club lo está”, sentenció el estratega italiano.
Otro que se echa en falta es N´Golo Kanté, el único de los pilares del equipo transferido en el último verano europeo. El seleccionado francés, actual jugador del Chelsea, era el motor del mediocampo, el acorazado que blindaba la última línea, el punto de equilibrio, un siete pulmones que encabezó la liga en tacles (175) y robos de balón (156), el curso anterior.
Al interior del club inglés atribuyen el mandar en Liga a la preocupación por no defraudar en la Uefa Champions League. En su estreno en el máximo torneo de clubes del continente, el Leicester llenó las expectativas al ganar el grupo a pesar de sufrir un terrible 5-0 a manos del Porto en la última jornada.
Con la tarea hecha a nivel europeo, el club podrá destinar todos sus esfuerzos al campeonato local. La meta es no convertirse en el primer campeón en perder la categoría en la campaña siguiente a su coronación. Su pasado no los salvará, el fútbol no perdona.
