No son muchos, pero algunos futbolistas trascienden los límites de la cancha con su actuar y se transforman en referentes políticos. Uno de ellos es el alemán de origen kurdo, Deniz Naki. El actual jugador del Amedspor, de la segunda división turca, fue acusado por la fiscalía de su país de publicar siete mensajes de propaganda terrorista.

“Las publicaciones incitan al odio y a la hostilidad hacia un grupo por parte de otro con distintas características por su religión, para socavar la confianza de los ciudadanos de la región en la República Turca” se lee en el escrito.

Para entender el significado de las publicaciones, hay que saber que el gobierno turco y el Partido de los Trabajadores de Kurdistán, que exige la independencia de su comunidad, han protagonizado un conflicto armado que data de 1984 y que ha dejado, por lo menos, una estela de 40 mil muertos. A esto hay que sumarle la hostilidad entre el Estado Islámico y los kurdos.

Archivo | Agence France-Presse
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Naki, que tiene la palabra Azadi (libertad) tatuada en su antebrazo derecho, reconoció ser el autor de los mensajes. Uno de ellos es la imagen de un hombre que se sienta junto a dos niños muertos en la ciudad turca de Cizre.

“Civiles fueron asesinados por la milicia en Cizre”, dijo Naki. Poco tiempo después se informó que la imagen correspondía a un atentado ocurrido en Palestina hace siete años. “¿Habría sido mejor si posteaba imágenes de cadáveres en Cizre? Mujeres y niños estaban entre los muertos. Postear esas imágenes habría sido aún peor”, se defendió el jugador

Naki se formó en las filas del Bayer Leverkusen, pero nunca llegó a jugar con el primer equipo de las aspirinas. Sí lo hizo con el filial, en la segunda división. Sus actuaciones lo llevaron a la selección germana sub-21. Su derrotero en canchas teutonas continúo en el Rot Weiss Ahlen, el St. Pauli y el Paderborn.

En 2013, el fútbol turco llamó a su puerta y se fue a jugar al Gençlerbirliği. Ya instalado, poco a poco fue ganando notoriedad más por sus mensajes en redes sociales que por lo que hacía con el balón en los pies. Luego de que manifestara públicamente su apoyo a Kobane, localidad ubicada en el norte de Siria y que había sido escenario de una sangrienta masacre por parte del Estado Islámico, fue rodeado en la calle y le dieron una paliza.

Archivo | Agence France-Presse
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“Pude defenderme. Fueron sólo puños, pero un día podría ser un cuchillo. Ya es suficiente, ya no me siento seguro. Tres personas se acercaron a mí el domingo, cuando estaba de compras, me rodearon y empezaron a descalificarme con insultos sobre mi identidad kurda”, declaró aún con el ojo en tinta.

Su presencia se había vuelto no grata. Dejó el club, pero siguió en Turquía y recaló en un equipo a su medida. Fichó en el Amedspor, emplazado en Diyarbakir, ciudad con más de 10 mil años de historia y considerada la capital política y cultural de la comunidad kurda.

Con su nuevo escudo en el pecho, no pasaría mucho tiempo para volver a demostrar que no es de los que cierra la boca y agacha la cabeza. Luego de ganar un partido ante el Bursaspor, el atacante de 27 años dedicó el triunfo “a todos aquellos que han sido heridos o han perdido la vida durante la represión de nuestra tierra, que dura ya más de 50 días. Estamos orgullosos de ser un pequeño rayo de esperanza para los problemas de nuestra gente. Como Amedspor, nunca nos someteremos. Larga vida a la libertad”. Esa publicación le costó una sanción de doce partidos.

Ahora la pena va más allá de la sanción deportiva. Podría pasar hasta cinco años en la cárcel en caso de ser considerado culpable. El futbolista confesó que muchos amigos le dijeron que largara todo y volviera a su natal Alemania. “Si me voy sería una señal de que hice algo malo. Sé que estoy en la razón, no tengo ningún miedo“, afirmó.

Un viejo conocido sale en su apoyo

En el St. Pauli, Naki es un símbolo. Durante su estancia en el club de Hamburgo, realizó un gesto que para sus hinchas valió más que cualquier gol o cualquier título. En un partido contra el Hansa Rostock, vinculado históricamente al nazismo, marcó un tanto. Extasiado, corrió hacia la tribuna de la hinchada rival haciendo el ademán de cortarles el cuello. Como si con eso no bastara, una vez finalizado el cotejo, Naki plantó en la cancha la bandera de su equipo.

Al tanto de la encrucijada en que se encuentra su exjugador, el equipo alemán, que entre sus principios afirma ser antifascista, salió en su apoyo. En un partido amistoso ante el Werder Bremen toda la plantilla realizó el calentamiento con una camiseta con la leyenda “¡Für (Para) Deniz, Venceremos!”.

El apoyo no se limitó al trabajo pre competitivo. Cuando ambos equipos saltaron al ruedo, la voz del estadio sorprendió al anunciar la formación del conjunto local. Todos los futbolistas habían cambiado su nombre. Philipp Naki, Lasse Naki, Jeremy Naki, etc. El entrenador y su ayudante también se sumaron.

Desde las gradas, en tanto, caían estruendosos cantos en apoyos al ídolo. En su lucha, este futbolista de 27 años no está solo.