La llegada de Jorge Sampaoli al Sevilla causó gran ilusión en España. El técnico contaba entre sus pergaminos haber conquistado la Copa Sudamericana con la Universidad de Chile y una gran campaña con la selección chilena que tuvo como corolario la Copa América 2015.

El casildense sentía que ya era el momento de probarse semana a semana en la élite del fútbol mundial. En frente tiene un desafío claro y no menor: hacer aún más exitoso a un equipo que viene de ganar las últimas tres ediciones de la UEFA Europa League con Unai Emery en el banquillo.

Ya en su presentación el estratega hacía toda una declaración de principios, afirmando que sus principales objetivos eran “transmitir una idea para que éste siga siendo una institución respetada en todos los estadios del mundo” y “hacer feliz a la afición, si es posible dándole títulos como ocurrió en otras partes”.

No empezó bien. Cayó en las finales de las Supercopas de Europa y de España, ante el Real Madrid y el FC Barcelona respectivamente. Le llegaron críticas, pero mal que mal, el Sevilla perdió ante los dos rivales que han tiranizado el fútbol europeo en los últimos cinco años. Se lo perdonaron.

A partir de ahí, los resultados de Sampaoli han sido buenos. En Liga suma tres triunfos (Espanyol, Las Palmas y Betis) y dos empates (Villareal y Eibar), números que lo ponen como el exclusivo perseguidor del Real Madrid, puntero del campeonato. En Champions League también arrancó bien. En su debut en la máxima competencia de clubes fue a robarle un punto a Turín a la Juventus multicampeona de Italia.

Sin embargo, la prensa y la hinchada aún no terminan por rendirse a los pies del argentino. El fútbol ofensivo, de presión asfixiante y constantes llegadas al arco rival aún no aparece en canchas europeas. “A Sampaoli solo lo sostienen los resultados, que son realmente buenos. Su juego es tan pobre como desalentador”, escribió el diario El País tras el opaco triunfo conseguido a mitad de semana en el clásico ante el Betis.

Por su parte, el ABC de Sevilla opinó lo siguiente: “La hinchada sevillista no sabe muy bien a qué juegan los suyos ni qué versión pueden dar cada día, ya que, aunque suelen salir onces muy ofensivos, eso luego no se ve reflejado en el juego.”

El mismo periódico apuntó que el ambiente en el Sanchéz Pizjuán se comienza a crispar. El pasional y difícil público sevillista no duda en manifestar su reprobación cuando algo no le gusta. “Aunque tanto en La Liga como en Europa ha comenzado bien colocado, el ambiente no es el mejor. El runrún no termina de irse y en días como en el de Las Palmas sólo la épica evitó una pitada al final del partido que sí se dio durante la primera parte”, apareció en el citado diario.

Consciente de que el equipo aún no muestra un buen funcionamiento, Sampaoli salió al paso de las críticas. “Estamos recién empezando a consolidar una idea que nos está costando un poco. Yo hablo todo el tiempo del ataque, nunca de defender. Hay un tiempo entre pasar de esperar a un equipo y ser protagonista. Espero que sea poco, para que tengamos un protagonismo desmedido”, comentó el fin de semana pasado.

Al menos el presidente del club, José Castro, manifestó su plena confianza en el proyecto liderado por el ex técnico de la Roja. “Estamos convencidos de que este proyecto va a triunfar, el proyecto más ambicioso económicamente del Sevilla en el que confiamos en que dará resultados”, dijo, haciendo a referencias a los fichajes que llegaron de la mano del entrenador argentino: Samir Nasri, Luciano Vietto y Franco Vásquez, entre otros nombres buenos nombres.

Este fin de semana el Sevilla tuvo una difícil parada. Debió viajar a Bilbao y cayó frente al duro Athletic (3-1). Eso sí, ni la victoria hubiese sido suficiente. En España, el “amateurismo” aún no convence.