No pudo ser para LeBron James. A pesar de su esfuerzo, los Warriors se calzaron el anillo de campeones de la NBA. El líder de los Cavaliers hizo de todo. Anotó, reboteó y asistió a destajo. Sus promedios hablan por sí solos: 33,6 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias por juego en la serie decisiva. La sinfonía del equipo de la Bahía fue sublime. Más allá de los nombres propios –Curry, Durant, Thompson, Green- el equipo de Steve Kerr brilló por el colectivo. Y el ‘Rey’ lo reconoció.

Con la mirada apagada, y muy tranquilo, se presentó a la conferencia de prensa. “No es agradable perder las Finales en cinco partidos, pero lo di todo en cada uno de ellos y por lo tanto no tengo motivo para irme con la cabeza baja”, declaró. “Nos ha eliminado el mejor equipo que ha habido en las tres últimas temporadas en la NBA“, agregó con hidalguía.

Antes de irse de vacaciones, un periodista le preguntó si piensa que es bueno para la competitividad de la liga que existen equipos con tantos quilates como estos Warriors, los Heat en los que estuvo a principios de década o los Cavaliers que encabeza actualmente “Yo nunca he jugado en un súper equipo como éste. No creo que lo haya hecho. No pienso que aquí en Cleveland seamos un súper equipo”, aseguró.

Sus palabras despertaron una avalancha de críticas en redes sociales. Draymond Green, al ala pívot de Golden State con el que tiene un largo historial de asperezas, salió al cruce: “Dice que nunca ha jugado en un ‘súper equipo’, pero ¡si fue él el que primero se unió a uno!”.

Archivo | Agence France-Presse
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El 2010, ‘The King’ dejó Cleveland para irse a Miami. No lo hizo por las playas. En Florida lo esperaban Dwyane Wade Y Chris Bosh. Más tarde se sumarían Ray Allen y Rashard Lewis. Todos All-Star. Con el Heat llegó a las finales en las cuatro temporadas que jugó ahí, ganando dos de ellas.

Ya sin el tormento de ser un rey sin corona, volvió a Cleveland para intentar ser profeta en su tierra. Ya no iba a tener de escudero al correcto Mo Williams, sino que a Kyrie Irving y Kevin Love. Kyle Korver, J. R. Smith, Deron Williams, Richard Jefferson, todos nombres de respeto en la liga, han ido completando el reparto. Desde su retorno, los Cavs han disputado tres finales consecutivas contra el equipo de Steph Curry, ganado el año pasado el primer anillo de su historia.

LeBron James, un competidor nato, está hastiado. Un rumor lanzado por ESPN esta semana decía que los Lakers buscarían su fichaje. Pero cualquier traspaso se ve difícil de concretar. El medallista olímpico quiere más títulos y, a pesar de la reciente y aplastante derrota, Cleveland es uno de los pocos que pueden plantarle cara a los dirigidos por Steve Kerr. Sin embargo, el ’23’ cree que necesita aún más talento individual a su lado. Y sus deseos son órdenes. En las oficinas de Ohio ya se están moviendo para complacer a su “Rey”.

Carmelo Anthony
-la estrella que amenazaba con eclipsar a James, pero que terminó sucumbiendo ante él- ya está en la mira de los Cavs. Al alero de los Knicks le pusieron el cartel de transferible en Nueva York. ‘Melo’ llegaría para ser un sexto hombre, un revulsivo desde la banca, tal como Andre Iguodala en los actuales campeones o Jamal Crawford en Los Angeles Clippers.

Paul (izq) junto a James y Anthony (der.) | Archivo | Agence France-Presse
Paul (izq) junto a James y Anthony (der.) | Archivo | Agence France-Presse

La moneda de cambio para éste, y cualquier otro traspaso, es Kevin Love. Él ha sido el punto débil de un triunvirato de pretensiones hegemónicas. Sus constantes lesiones lo han mermado y nunca ha podido exhibirse como el ala pívot dominante que supo ser en Minnesota.

Anthony no es el único nombre de la lista. DeMarcus Cousins, el centro que acabó sorprendentemente en New Orleans el último febrero podría ser la figura que domine la pintura. Tristan Thompson, con rebote ofensivo y poco más, no es prenda de garantía bajo la mirada de algunos.

Otro que suena es Paul George, el jugador más pretendido de la NBA. Lakers, Celtics y el Heat, entre otros, lo quieren para engalanar sus escuadras, pero lo tienta la posibilidad de un campeonato. Con los Pacers, franquicia con la que ha hecho toda su carrera, ni siquiera ha podido situarse en unas finales.

La misma razón es la que seduce a Chris Paul. El actual base de los Clippers, íntimo amigo de James, buscaría en Cleveland el título que le ha sido esquivo durante sus once años en la NBA.