Ser un árbitro en divisiones inferiores conlleva un alto riesgo, pues en algunas ocasiones no existen las condiciones para el buen desarrollo del juego.

Lamentablemente, un juez de la cuarta división de Bulgaria fue víctima de esta precariedad y no le quedó de otra que suspender el partido.

Resulta que el árbitro comenzó a ser encarado por jugadores, quienes lo insultaron y agredieron con golpes de puño.

El referí salió corriendo y antes de abandonar el campo de juego decidió suspender el encuentro.

Esta determinación hizo que los ánimos se calentaran más, y al ver que era perseguido, el árbitro tuvo que abandonar corriendo el recinto deportivo, mientras que era perseguido por los futbolistas.