Si ser deportista de alto rendimiento es difícil en cualquier parte del mundo, imagínese cuánto debe costar ser reconocido en una disciplina tan competitiva como lo es el fisicoculturismo.

Dicho deporte, el que por cierto esta semana volvió a estar en la palestra luego de que varios concursantes renunciaran a un evento español tras la sorpresiva irrupción de la Agencia Vasca de Antidopaje, ha dejado todo tipo historias.

Una de ellas, y tal vez la más escalofriante, es la que tiene que ver con el exatleta estadounidense Craig Titus, quien bajó del cielo al invierno en un solo segundo luego de que fuera condenado por su autoría en el horrible crimen que afectó al culturismo mundial y que terminó con la trágica muerte de Melissa James.

Titus no fue el mejor en su deporte y no lo digo yo, sino más bien sus registros, en el que por cierto solo se destacan los dos primeros lugares que pudo conseguir en todo lo que duró su carrera: NPC de Houston en 1988 y NPC de EE.UU en 1996.

Pese a esto, el norteamericano si pudo lograr fama planetaria y lo hizo gracias a su extrovertida personalidad, la que no solo llamaba la atención de sus pares, sino que también, la que lo transformó en un verdadero emblema dentro del culturismo del siglo XX.

Y tal vez fue esto mismo lo que cautivó a Kelly Ryan, la brillante porrista de la Universidad de Carolina del Norte que se enamoró perdidamente de él, y que sin saber cambió radicalmente el rumbo de su vida.

La historia dice que ambos se conocieron luego de que la cheearleaders decidiera acercarse al mundo fitness para mejorar su condición física y quedar así dentro del selecto grupo de animadoras de los Angeles Lakers.

“Craig Titus vio a Kelly Ryan compitiendo en el escenario en un concurso de fitness, y supo desde el momento en que la vio que estaba enamorado de ella”, indicó en su momento el escritor estadounidense Glenn Puit.

Como era de esperar, Craig hizo todo lo que estuvo a su alcance para intentar conquistarla y que esta aceptara estar con él. Y bueno, fue así y sin más vueltas, se dio inicio a un romance que a poco de empezar comenzó a mostrar sus primeros problemas.

Es más, el primero de ellos surgió luego de que la joven muchacha conociera el historial criminal que el estadounidense poseía, documento en el que se destacaba la condena por distribución y posesión de éxtasis en 1995, así como los 21 meses en prisión por violar su libertad condicional en 1997. Eso sí, cabe mencionar que poco tiempo le duró el enfado a Kelly Ryan, ya que pocos meses después se conoció que ella aceptó casarse y mudarse con él a su casa de Las Vegas.

Hasta allí todo era perfecto. Ambos acaparaban portadas en importantes revistas deportivas, competían en eventos y promocionaban sus productos, aumentando no solo su fama y popularidad dentro del círculo, sino que además, su increíble fortuna.

Extraída del Twitter: Culturismo Blog
Extraída del Twitter: Culturismo Blog

Producto de los grandes lujos que estos se daban decidieron contratar para las labores domésticas a Melissa James, quien accedió a trabajar en la casa de la pareja sin saber que las drogas, el alcohol y las fiestas eran un tópico recurrente en la mansión de los Tifus-Ryan.

La bailarina oriunda de Florida trabajó con el matrimonio hasta el 14 de diciembre del año 2005, fecha en que su corta vida terminó para siempre luego de que fuera encontrada calcinada y envuelta con una tela dentro del maletero de un auto que se incendió en pleno desierto.

El crimen parecía perfecto, ya que no habían huellas dactilares y el reconocimiento facial era prácticamente imposible. Sin embargo, lo que el autor de este horrible hecho nunca sospechó, fue que la patente del auto no se iba a quemar por completo, lo cual fue aprovechado por los detectives del distrito que rápidamente dieron con un nombre: Kelly Ryan.

Pero, ¿por qué Ryan habría de cometer tal delito? se preguntaron muchos en ese entonces, sin saber que la razón parecía ser más que evidente: una infidelidad. Eso sí, hay que aclarar que pese a que ella reaccionó luego de enterarse que la bailarina y su esposo mantenían una relación en secreto, no fue si no éste último el que decidió estrangularla para ponerse “del lado” con su esposa.

Tras esto se dio paso a la cacería del matrimonio, quienes una vez que fueron encontrados dieron vida a una serie de inconsistencias en su testimonio. Esto, ya que en un principio señalaron que la niñera falleció producto de una sobredosis y que, al ver su cuerpo no muerto, no encontraron nada mejor que quemarla en las afueras de la ciudad, simulando así un incendio.

No obstante, las pericias en el cuerpo de la víctima fueron certeras y detallaron lo peor: Melissa fue drogada con morfina y, antes de ser estrangulada, fue quemada en al menos cinco oportunidades con un arma eléctrica, para luego ser envuelta en una tela y metida dentro del maletero del auto que posteriormente ambos pasaron a quemar.

Las pruebas eran concretas y pese a que el matrimonio se declaró inocente en todo momento, el 30 mayo del año 2008 decidieron aceptar los cargos por homicidio en Las Vegas y evitar así la pena de muerte.

De esta manera, llegaría a su fin la historia de amor que parecía fantástica e inspiradora dentro del deporte mundial. Craib fue declarado culpable de asesinato en segundo grado, secuestro e incendio premeditado, por lo que deberá estar en prisión hasta el año 2026.

Ryan, por su parte, fue procesada por encubrimiento pero solo alcanzó a estar nueve años tras las rejas, puesto que el año pasado recibió su libertad condicional, lo que la motivó a separarse de su esposo.